ÚLTIMO LIBRO

  

 

 

 

ANTONIO SÁNCHEZ BREÑA

PSICÓLOGO CLÍNICO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?

 

 

 

 

 

 

 

 

Edición privada

“Ad instar manuscripti”

Corbacera–Salamanca-25-VIII-2014

 

INTRODUCCIÓN

 

            Lo que más me importa en estos momentos, Señor, es estar contigo, haciendo lo que más te gusta y te agrada: Ser feliz, bajo la sombra de tus alas…

            “Ya toda me entregué y di… Vuestra soy, para Vos nací: ¿Qué mandáis hacer de mí?”, solía decir Santa Teresa.

        Yo, Señor, soy sólo un niño. En nada me parezco a ella. ¿Pero a dónde me queréis llevar? ¿Qué queréis hacer de mí?

            Quiero compartir contigo, cada mañana, mis planes, mis alegrías y mis penas, a nivel personal, como Padre y a nivel mundial, como Dios y Salvador del mundo.

            Dime, pues, lo que quieres de mí…Ya todo me entregué y di. Nos pondremos a hacer lo que Tú quieras… Escribiré y haré lo que Tú me digas…

 

            Dime, ante todo, el plan que tienes sobre mí, sobre todo para hoy. Luego vendrá el resto de mi vida… Y desde ahora mismo nos pondremos los dos a trabajar.

            Dime el sueño, que tuviste en el momento, que decidiste traerme a la vida… Y nos pondremos a restaurarlo.

 

            Dime los fallos, que me alejaron de tu idea original para corregirlos… ¡Ayúdame, anda!

            Dime y recuérdame, con frecuencia, lo que más Te y me importa en la vida, para que ponga algún orden en mi escala de valores.

            Dame el don de la escucha, para que hable menos.

            El gusto por el silencio y por la brisa del Desierto.

            Y la alegría del encuentro, para establecer un diálogo sincero contigo, donde todo sea aportar, sin intentar que mi idea tenga que quedar por encima de nadie y menos de Dios.

            Enséñame a valorar el tiempo, a distribuir las horas del trabajo y del descanso, del tiempo libre y de la comunicación.  Que no me parezca, que estoy perdiendo el tiempo, cuando me paso contigo las horas muertas.

            Que me convenza, que a mis 79 años, recién cumplidos, lo que más me debe llenar de satisfacción es presentarte los problemas de mis hermanos y tus hijos, para que Tú nos eches una mano.

Convencido de que no pierdo el tiempo, cuando estoy contigo.

            Que me persuada que el gran gestor de la Historia eres Tú, Señor… Y no la Economía, ni los políticos, ni los jefes religiosos del mundo…

            Que los demás somos meros instrumentos de tu Corazón, para que nada ni nadie se desvíe de tu plan salvífico.

 

            Que no te vuelva a dejar más olvidado en el cajón de los recuerdos, como tantas veces he hecho…

 

            Que al vestirme, cada mañana, antes de salir del dormitorio, me vista y me revista de Ti, como Tú sabes, para no alejarme ni un momento de tu lado.

 

            Caminar contigo, a tu lado, quiero que sea la mayor alegría de mi presente, como también el disfrutar contigo de mi paseo diario, al caer de la tarde, cuando se pone el sol.

            El caminar, a tu lado, juntito a tu Corazón, quiero que sea la postura y el estilo favorito de mi vida.

 

            Andar, saliéndote al encuentro, ir de charla contigo… Deseo que sea mi forma normal de descansar, después del trabajo, cuando cae la tarde.

¡Que no se rompa la noche, que no se rompa..!

-1-

 

 

LA VIRGEN DE LA SOLEDAD

 

 

            Es noche de Viernes Santo, pasada la medianoche.

            Me encuentro embargado de un profundo sentimiento de compasión, dolor y tristeza. Ya va de madrugá…

            Me siento dentro del corazón de la madre de Jesús: Está vacío de sangre, de lágrimas… Sólo lleno de dolor y silencio.

            Mi esposa se ha ido con los niños a Salamanca a revivir sus años jóvenes de cofrade de la Virgen de la Soledad.

            Yo he querido vivir y gustar esa soledad desde dentro, donde la vengo sintiendo durante todo el día…

            Me siento a solas con Dios y con su madre, en este silencio clamoroso de una noche trágica y negra.

            Incluso, me asaltó en el silencio, la idea de empezar un nuevo libro.

            Libro de vivencias y compromisos, de voluntad divina más que humana, de obras más que de buenas razones.

            Quiero dejar a Dios, ser el Dios de mi vida y a su madre la auténtica madre y maestra de mis días.

            Quiero dejarme tocar, modelar y podar como buena vid, para dar fruto y que éste sea abundante.

            Me siento más que nunca en el atardecer de la vida, de mi vida. Por años a que pueda llegar, ya no pueden ser muchos.

            Quiero desde este día solemne y especial dedicar más horas a la oración, al silencio, a la gratitud, a hacer el bien, entre los que me rodean y a ser mejor ante Dios y los demás.

            El “Ya todo me entregué y di; ¿qué queréis, Señor, de mí?”, deseo que sea mi nuevo programa, lo primero que me pregunte cada mañana, en cada uno de nuestros encuentros.

            No se trata, en adelante, de hacer lo que me gusta ni lo que me pida el cuerpo    , sino lo que a Ti te va y te gusta más.

            Y lo quiero escribir, para fijarme más en los motivos de mi gratitud, que cada día me llenan más de alegría, al ver tan cerca y clara la presencia de tu mirada y tus manos…

 

            Termino de ver la procesión de la Virgen de la Soledad, junto a la Catedral de Salamanca. Son las 4, 30 h. de la noche, noche oscura y triste, pero tachonada de estrellas y esperanza.

            Lleva en sus hombros la mayor de las angustias y la más amarga de las penas.

            La precede la cruz vacía, portada por ángeles, pero con todo el peso del reo más inocente y el peor tratado de la Historia.

            Todo es vacío, como el aire frío, que azota a los hermanos cofrades de la Virgen.

 

            Admiro la fe y la devoción de esta gente sencilla, que en estas altas horas de la noche hacen presente y real su compañía a la Virgen, cuando más grande es su soledad.

 

            Me siento solo… con grave hondonada de amargura, que despunta en pequeño claro de amanecer.

 

            Es lo que Mariano Benlliure, ya con más de 80 años, esculpe en el rostro de esta imagen… A los cofrades les gustó tanto, que, como premio, le nombraron hermano mayor de la cofradía.

            ¡No ha habido dolor más grande, como el tuyo, Madre de la soledad y del silencio, con mirada hacia el cielo, con aires de esperanza!

 

¡Siento la fe del silencio, la más fecunda!

-2-

 

 

LAS COSAS, QUE PONGO EN TUS MANOS

 

 

 

           

A estas alturas de mi vida, uno saca sus conclusiones…

 

            Lo que uno hizo por vanidad, prestigio o por otros motivos humanos…

            Todo se lo llevó el viento.

 

            Sólo lo hecho por y para la gloria de Dios y bien de los hermanos, es lo que queda en la balanza de la vida.

 

            Más aún, todo lo que no nace del deseo y voluntad de Dios, todo se seca y se marchita y no sirve más que para el fuego.

            Ponerlo todo en tus manos y ponerme a mí mismo, bajo tu cuidado, es un regalo único de tu gran misericordia.

 

            Pero cuesta, es difícil el abandono total y de por vida…

 

            Sin querer, nos agarramos a los hierbajos de la ladera de la vida para buscar seguridad. ¡Y cómo cuesta dejarlos!

 

            ¡Desde hoy quiero descansar y vivir en la seguridad de tus manos, de tu mirada y de tu corazón, Señor!

 

            Sólo contar contigo, sólo fiarme de Ti, sólo poner mi corazón y mi refugio en Ti… ¡Qué ideal más sublime!

 

            Imposible, si Tú no me echas una mano con toda tu fuerza de Dios.

 

            ¡Cuántas veces he puesto mi confianza en los números de la Cartilla de Ahorro, en mi éxito y preparación profesional, en las tendencias y bonanza de la Bolsa!

 

            Después de todo lo que me han engañado, de todo lo que me han robado, de todas las injusticias, que he sufrido, después de todo y tal vez por eso: Hoy me fío de Ti…

            ¡Parece mentira que todavía ponga mi confianza en el dinero y el prestigio profesional! Si todo se lo lleva el viento.

 

            Poder ver esto, ya es una gran luz y una gracia espiritual, que todos recibimos, alguna vez sin duda, pero a veces muy tarde, cuando nos despedimos de la vida, cuando ya nada puede cambiar…

 

            ¡Quiero tener el coraje de hacerlo hoy! ¡Dámelo, Señor!

-9-

 

 

CREER Y OBEDECER A QUIEN SE AMA

 

            Obedecer, del latín “ob-audire”, significa saber escuchar, escuchar con entendimiento, sabiendo entender lo que se me manda, inclinando interiormente la cabeza y el corazón con respeto a la palabra oída…

 

            En castellano, obedecer es cumplir la voluntad del que manda.

            En griego, “υπαϰούώ” es aceptar la Palabra de Dios, como en hebreo “shemá”, que en la Biblia aparece más de mil veces y no obedecer es rechazar los mandamientos del Señor.

 

            Sobre esta base semántica, ¿qué significa para mí creer y obedecer a quien se ama?

 

            Sería escuchar a Dios en mi corazón, con humildad, con respeto, inclinándome gozoso a su palabra, sabiendo lo que quiere de mí, con entendimiento y queriendo hacer su voluntad, antes que la mía.

 

            No obedecer sería entonces, rechazar la palabra de Dios, la palabra escrita en la Biblia y la viva, que resuena en mi conciencia y en mi corazón cada día…

 

            Obedecer, por tanto, no es un acto borreguil, hecho a ciegas, sin sopesar las razones, como obedece un bastón de hombre viejo…

 

            Obedecer es un acto de amor supremo, es un poner a la persona amada por encima de mis gustos, de mis comodidades, de mis intereses, es poner su voluntad por delante de la mía.

 

            Obedecer es escuchar atentamente, con el oído interior, el eco y el sentido de la trascendencia, que se esconde detrás de cada palabra y de cada encuentro, fortuito o no.

 

            Obedecer no es nada humillante, que pueda degradar la dignidad del hombre, porque la meta de la obediencia es el progreso y perfección del ser humano, como hijo de Dios, que es mi mayor meta como valía y dignidad.

 

            Cuando mi voluntad trabaja a una con la de Dios, no desaparece ni se esclaviza, sino que cobra toda su fuerza y valor, porque en ese momento se transforma casi en voluntad divina.

 

            Me convierto no en un esclavo, sino en un ser divino, porque vivo y muero según las coordenadas del plan y voluntad de Dios.

 

            Y las coordenadas de Dios están siempre orientadas en la línea de mi felicidad, mi progreso y perfección.

 

            Por esto, vale la pena creer y obedecer a quien se ama, sobre todo, cuando este ser amado es el mismo Dios y su Hijo Jesucristo.

 

            Por esto, vale la pena fiarse, obedecer y creer en el único, que se nos ha dado en el Cielo y la Tierra, como la persona más cercana y querida por Dios y por la misma Historia.

-4-

 

 

¿A QUIÉN ME PAREZCO?

 

 

 

            En la familia humana, cuando somos niños, las personas mayores pronto nos sacan parecidos…

 

            Éste sale a la familia del padre, al abuelo, es igualito a la abuela o a su madre…

 

            Hay algunos que no se sabe a quién salen… Parecen nacidos de otras raíces, de otros ambientes, de otra madera…

 

            Cuando me tocan las raíces más profundas del ser, la pregunta del millón es: ¿En qué me parezco a mi Padre Dios, qué parecido me sacan los demás de mi origen eterno y divino?

 

            Bueno, no me interesa demasiado lo que los demás puedan sacar o pensar de mí, lo que más me importa es lo que me diga la propia conciencia.

 

            Y ante ella me pregunto: ¿Me preocupan mis raíces divinas? ¿Por qué no me he hecho nunca esta pregunta?

 

            Desde hace mucho tiempo, casi desde siempre me han preocupado mis raíces profundas, las del ser que fui, que soy y que seré para siempre.

 

            El que soy, el sentido de la vida, ya en su crepúsculo, no tiene traducción sin el origen divino y el plan trascendente, que Dios me trazó...

 

            La verdad, que no me siento vivir sin rumbo, sin destino y sin un final feliz…

            No me siento navecilla rota ni frágil, sin rumbo en alta mar…

            Pero estoy de acuerdo con Lucio Anneo Séneca del siglo I:

 “Antes de emprender un viaje, antes de saber mi final, debo conocer: Dónde estoy y de dónde vengo”.

 

            En este pensar de Dios en mí, desde toda la eternidad, está mi grandeza, mi valor y dignidad suprema.

 

            Soy lo que soy, porque Él me pensó, primero.

 

            Soy lo que tengo, porque Él me lo dio, primero.

 

            Soy lo que valgo, porque Él lo quiso, el primero.

 

-5-

 

 

RECORDAR

 

 

            Cada día me pesa más el fardo de mis recuerdos…

 

            Y sin embargo, yo soy, lo que son mis recuerdos…

 

            Debo aligerar la mochila y caminar ligero de equipaje.

 

            Tengo que pararme, abrir el saco y meterme a saco de todo lo que no es bueno, noble y limpio ante Ti, Señor.

 

            Para empezar bien, me relajo muscular y mentalmente.

 

            Me centro en la respiración, la lentifico, la paro, la someto a un ritmo, por ejemplo, del 6/6, del 8/8 ó del 10/10…

 

            Mientras hago esto, la mente deja de pensar en otras cosas y se vuelve dócil y obediente.

 

            Trato de llegar al Subconsciente con un silencio saboreado y rico en profundidad.

 

            En él me encuentro con las raíces de muchos problemas actuales y pasados.

 

            Analizo los problemas, dejando, a la espontaneidad, su autonomía y buenhacer.

 

            Sobre la mesa va quedando la historia de mi vida…

            La parte negativa la voy limpiando con las lágrimas de un sincero arrepentimiento y sobre todo con la bendición y bondad del corazón de Dios.

 

            Y siento que donde abundó el pecado, sobreabunda ahora la gracia, la alegría, el perdón y la misericordia.

 

            A nivel teológico lo veo claro, pero a nivel psicológico me cuesta sentirlo.

            Intento a través de la gracia y del psiquismo crear en mi interior sentimientos de bondad, perdón y alegría.

 

            Los veo, los visualizo, hasta sentirlos… Recordar (de cor-cordis) es volver a vivir, desde el corazón…

 

            Empiezo a revivir… Todos aquellos momentos que causaron un impacto significativo en mi vida. Trato de quitarlo, grabando otros mejores y más positivos… Visualizándolos.

 

            No rechazo, ni odio nada del pasado, ni de mis recuerdos… Todo fue bueno y para mi bien.

 

            Trato de verlo todo con ojos del Creador, que lo escogió y lo hizo presente en mi viaje, sólo para mi bien.

 

            Me siento escogido, como hijo predilecto, me siento amado, abrazado, acariciado por la mano delicada de la Virgen, mi madre, que sólo desea mi cercanía a Jesús.

 

            Me siento lleno de gozo, bondad y ternura, como cuando lleno mis pulmones y todo mi cuerpo, de la fuerza de la respiración, que estoy haciendo.

-6-

 

 

ME SIENTO UBICADO

 

           

            Porque me siento como un propósito, como un plan muy claro en la mente divina… Desde toda la eternidad me siento ubicado…

            “Antes de formarte en el vientre materno, yo te elegí, dice el Señor a Isaías. Lo mismo me ha dicho a mí y a tí…

 

            Un plan, que yo he roto, he desviado, he cambiado muchas veces y siempre he visto a Dios, desplazando muchas cosas, personas y acontecimientos para que su plan eterno sobre mí, fuera encajando en su sitio, en su tiempo y en su mente.

            También veo la mano de Dios, trabajando de antemano a mi favor y muchas veces de forma inesperada, pero eficaz, para que no se tuerza su destino en mí…

 

            He visto a lo largo de mi vida, cómo Dios me ha puesto a gente y situaciones, que me han despertado mi destino, muchas veces dormido y olvidado por mí.

 

            Nunca podré olvidar el influjo fuerte que ha ejercido en mi vida aquel sueño de los trece años con los dos soldados romanos, que han sido para mí, como los dos guardianes de la guardia pretoriana, que Dios me puso, en su bondad, para cuidarme y defenderme de todos mis miedos y adversidades.

 

            También ha sido clara su intervención en la detección de los dos cánceres, que he tenido en mi vida…

            Y en tres accidentes, que pudieron ser mortales y que no pasaron de un leve susto…

           

            Han sido instrumentos divinos, que su Providencia puso en mi camino para despertarme al plan de Dios olvidado.

 

            Es verdad que Dios me ha colocado en el tiempo y lugar correcto, pero no para quedarme tranquilo, quieto y feliz, sino para ayudar y bendecir a los más necesitados.

 

            En los cambios de destino y de ciudades, en que he vivido, surgieron nuevas ideas, nuevos planes, nuevas vidas.

 

            Dios me ha cambiado mucho, me ha hecho vivir en muchos sitios y que muchas veces no me gustaban, y luego he visto que todo era para mi bien y que todo estaba bien pensado.

 

            Y una vez instalado, cuántas veces, Tú me desafiabas a saltar al vacío con un nuevo destino, para probar mi confianza.

 

            A Dios le gusta confrontarme para saltar en el trampolín de la vida, para que descubra nuevos horizontes.

 

            A Dios le encanta revelarme el destino, porque no siempre ha sido el mismo ante mis ojos y luego ponerme en el momento de arriesgarlo todo por él.

 

            Siento que Dios me respalda, si hago su voluntad, si le hago caso… Siento que Dios me es fiel siempre.

 

            Siento que cada día, Dios prepara conmigo el destino, que Él espera de mí, cada mañana, porque cada día trae consigo su afán y su carga…

-7-

 

 

DIOS PLANIFICA CON SALIDA LIBRE

 

        Es verdad que Dios planifica conmigo, cada día, pensando siempre en mi bien.

 

            Pero no me ata ni me cierra los límites ni los caminos del bien ni de la libertad.

 

            Dios piensa conmigo, decide conmigo, actúa conmigo, dejándome la mente y las manos sueltas para elegir con Él.

 

            Cierto, que esto me exige estar a la escucha, estar cerca de ti, Señor, sentirte a mi lado y decidir contigo.

 

            No debo olvidar el primer encuentro, bien de madrugada, para estar contigo en la primera entrevista del día.

 

            Es un privilegio real, que solo a los príncipes compete.

 

            Por eso, ya al amanecer, me siento tu hijo, tu predilecto y tu príncipe…

 

            Hablo, hablamos sin prisas… Escucho tu saludo mañanero, envuelto siempre en la bondad y cariño de un Padre, que al mismo tiempo es un Dios, que no duerme.

 

            En esta entrevista o primera audiencia del día te doy, gracias, Señor, por haber llegado al nuevo día…          Hay miles que no llegan a despertar…

            Miro por la ventana y salgo al Porche de la casa, para sentir la brisa fresca de la noche en la hierba de la pradera, que tengo en frente.

 

            Las vacas pacen en silencio y algunas ya están echadas, rumiando su temprano desayuno.

           

            Todo es paz, suave brisa mañanera, olor de pasto verde y de tierra mojada por el leve rocío.

           

            Si la brisa es dulce, es porque Dios se ha recostado en ella.

            Si el aire llega, retozando alegría, es porque está tejido de cantos de muchas bocas, con gargantas de muchos picos.

 

            ¿Qué tendrán esos pájaros, que nunca se cansan de cantar?

 

            ¿Qué tendrán en el pecho esas palomas, esas tórtolas, esas cigüeñas, esos tordos, esos ruiseñores, esos jilguerillos, que siempre me acompañan en mi paseo vespertino por el bosque de encinas?

 

            Sólo conocen la alegría, las ganas de vivir, jugar, saltar y tirarse al vacío, como al gran juego de la vida.

 

            Planifico después el día contigo, Señor, pero siempre siento que nunca me lo impones…

 

            Me lo propones y luego me dejas la iniciativa de completarlo y llevarlo a la práctica, con salida libre…

 

 

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TELÉFONOS DE EMERGENCIA

 

        Cuando estoy triste o en duelo, leo despacio el Evangelio de San Juan, 14,1 y ss…

            “No se turbe vuestro corazón. ¿Creéis en Dios?  Creed también mí”…

            Cuando los hombres me fallan, clamo al Señor con el Salmo 27,1-2:

            “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida ¿Ante quién temeré?

            Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recibirá en su casa (9).

 

            Cuando me siento pecador e indigno pido sinceramente perdón al Señor con el Salmo 51,1 y ss… (Miserere mei):

 

            “Misericordia, Señor, misericordia, por tu gran compasión borra mi culpa”. Borra del todo mi pecado y lava mi culpa”… Contra Ti, contra Ti sólo pequé” …

 

            Cuando estoy preocupado, recuerdo a Mateo 6:19-34…

            “No atesoréis tesoros en la Tierra, donde la polilla y el orín los corroen… Atesorad más bien tesoros en el Cielo… Porque donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón”…

 

            Cuando me siento en peligro, llamo al Cielo con palabras del Salmo 91, 9-10…

            “El Señor es mi refugio, no se me acercará el mal, ni se aproximará a mi morada el azote, pues mandó a sus ángeles tener cuidado de mí, para que me guarden en todos mis pasos.

            A penas me invoque, yo le escucharé, estaré con él en la tribulación, le libraré y lo saciaré con una vida larga y le daré a ver mi salvación”…

           

            Cuando Dios me parece estar lejos, empiezo hablando con Él con el Salmo 139.

            “Tú, Señor, me conoces sentado y levantado, Tú ves mis pensamientos desde lejos. Tú me ves andando y parado… Y todo mi proceder te es familiar… Me rodeas por detrás y por delante y me encierras en tu puño… Te alabo, porque tus obras son admirables y cuidas de mí”…

 

            Cuando mis problemas agitan mi fe, me retiro en oración, meditando Hebreos 11…

 

            “Por la fe en su palabra fueron hechas todas las cosas; por la fe Abraham fue probado y honrado; por la fe Moisés obró los milagros de la liberación del pueblo de Israel; por la fe los Profetas fueron testigos de Dios y liberación para su pueblo; por la fe los Reyes y Jueces fueron presencia de Dios para su pueblo…

            También por la fe yo seré medido y pesado ante Dios y los hombres… Y según mi fe, serán los frutos de bondad y bendición, que saldrán de mí para mis hermanos…

 

            La fe es un don, el gran regalo de Dios, que pone en mis manos, para que nada ni nadie me separe de Él, porque ha querido ser mi padre con todas las consecuencias…

 

       Aunque mis padres no me quieran y me echasen a la calle, el Señor me recibirá en su casa y en su corazón”…

-9-

 

 

ANTE UNA SITUACIÓN LÍMITE

 

            A todos nos saltan las alarmas, cuando llega el peligro, el dolor extremo, la enfermedad irreversible o la misma muerte.

 

            Estoy en estos momentos, a las tres de la madrugada, pendiente de una llamada, pendiente de los resultados de unos análisis de un amigo con cáncer.

 

            Está mal, muy mal, con un abultamiento grande en el vientre, que no saben a qué se debe.

 

            El médico de Urgencias y las enfermeras nos hablan de malos resultados…

 

            Todos nos paramos en seco y nos ponemos a orar…

           

            Todo lo ponemos en sus manos, en las manos del Creador, que le formó en el vientre materno.

 

            Sólo en ese Dios ponemos toda nuestra confianza.

            Después de un buen rato nos llega un poco de luz, que nos tranquiliza: Parece que hubo una confusión en los análisis y todo se redujo, al final, es una obstrucción intestinal, que no tenía mayor importancia.

 

            Yo por mi parte, vi, Señor, la fuerza de la oración y la gran bondad y cercanía de tu corazón a los problemas de tus hijos.

            Vi, cómo no vuelves la cabeza a otro lado, cuando un hijo tuyo te habla y te invoca desolado.

 

            Vi, como tantas veces he sentido, que tu oído está siempre al quiebro de nuestro más leve lamento, para echarnos una mano.

 

            Vi, cómo nos mandas muchas veces estas pruebas para sentirnos más cerca de ti. Y Tú más cerca de nosotros.

 

            Vi, cómo no quieres herir ni castigar a tus hijos, sino darnos un pequeño cachete de padre, para que despertemos a la vida espiritual y trascendente, que es, en realidad, la verdadera y eterna.

 

            Que las cosucas de los días sobre la Tierra, son minucias, que no tienen importancia, si se ven iluminadas por la gran luz de la Resurrección de Cristo y la eternidad.

 

            Que si ponemos en línea recta, toda la vida de acá, comparada con la eterna, que ya tenemos en primicias, no existe punto de comparación…

 

            Veo cómo la sensibilidad deforma y trastorna el contexto de los acontecimientos…

 

            Intuyo, como exagerado, todo juicio sobre el dolor y la enfermedad de acá, porque no conocemos la altura, profundidad y alcance del bien que nos espera…

 

            Que el Señor me ayude a levantar los ojos de la fe y esperar con alegría el gran y único encuentro, que vale la pena: El abrazo de Dios, tras la muerte, en las puertas del Cielo

-10-

 

 

¡SÓLO DIOS, SÓLO DIOS, SÓLO DIOS!

 

 

            Siempre le llamé H. Arnáiz, al trapense joven del Monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia) con aquella sencillez, que le hacía pequeño y humilde.

 

            Esto de San Rafael Arnáiz, casi no me suena…

 

            Me parece como oírle decir, que el Señor se ha pasado un poco en eso de los honores, que él nunca buscó ni deseó.

 

            A mí me suena más aquello de: “Dios lo llena todo en mi vida”.

            “Fuera de Él nada tiene sentido ni valor”…

 

            “Hasta que no tenga un total abandono en las manos de Dios, no habré hecho nada importante”…

 

            “Tómame, Señor y haz de mí lo que quieras, lo que más te agrade y que sirva para el bien de mis hermanos, tus hijos”.

 

            “Señor, quiero abandonarme a Ti, como el barro en las manos del alfarero”…

 

            “Toma mi vida y hazla de nuevo”…

 

            “Yo quiero ser un vaso nuevo”…

 

            Éste sí que es mi buen H. Arnáiz: Humilde, sencillo y lleno del silencio de Dios.

 

            Tengo en mis encuentros con personas de Dios, que todos coinciden en que cuando uno llega a sentir el abandono total en las manos de Dios, todo cambia en su interior y en su relación con los demás.

 

            Todo se transforma en paz, luz, alegría, como un niño feliz en los brazos de su madre…

 

            Algunos teólogos dicen que Dios es Padre, pero con corazón de Madre.  ¿Por qué lo dirán? Porque así lo sienten.

 

            Que los años anteriores fueron tiempos de preparación, que lo actual es lo auténtico, lo transformante y lo vital.

 

            Nace un vaso nuevo, con nuevo sabor y contenido.

 

            Empieza la vida de un nuevo hijo, que sólo vive para su padre-Dios, que es su alegría y da sentido a su vida.

 

            Cuando el “sólo Dios” se asienta en el centro del alma, el hombre deja de pisar tierra y vuela “in Altum”.

 

            Cuando el “sólo Dios” se hace respiración profunda, uno huele a otros aires y a otras dimensiones.

 

            Cuando el “sólo Dios” se ha fusionado con los sentimientos más íntimos y se viven de verdad, uno desaparece y aparece sólo Él, como en su trono más digno, para bendecir, más de cerca, en la Tierra a sus seres más queridos: Sus hijos, limpios o pecadores…

-11-

 

 

HERIDO POR UNA INGRATITUD

 

            Es la herida, que supone el esfuerzo mental más duro y difícil, para liberarse uno de ella.

 

            Hoy tengo una ocasión próxima y cercana…

 

            Un ser querido se ha sentido herido y discriminado y yo me he sentido mal por cierta especie de ingratitud.

 

            ¿Qué hacer? –No volver a la herida, no tocarla…

 

            Seguir mirando, admirando y queriendo, como si nada hubiera sucedido.

 

            Sonreír sobre el esquinazo, que supone el silencio y el rechazo…

 

            Es duro, pero si tengo con quien compartirlo… Me basta.

 

            A veces, aparentemente, no hay nadie a mí alrededor, pero no es cierto.

 

            Siempre encuentro a mi gran Amigo, el Señor, que camina a mi lado.

 

            Entonces me le cojo, como peregrino caminante, y los dos nos damos un paseo, para charlar del caso.

 

            Cuando le hablas de incomprensión, de rechazos y soberbias, le encuentro bien avezado en el asunto…

 

            Toda su vida fue pura incomprensión, puro rechazo, amarga ingratitud…

            Y sin embargo, siguió siempre adelante en el camino trazado por el Padre.

 

            Siguió siempre amando, dando y poniendo la otra mejilla, con una sonrisa, como recibo.

 

            Ante el rechazo, amó más; ante una mala cara, sonrió más.

            No se cerró nunca en sí mismo ni tomó las de Villadiego.

            Se desahogaba con su Padre-Dios, en las noches serenas y tranquilas de la primavera, en Galilea.

 

            Caminamos y hablamos… Son piedras del camino, que quieren ser tropiezo, pero no caídas. ¡Tropezar y no caer es adelanto!

            Dios no sabe echar la zancadilla a nadie y menos a mí.

 

            Lo nuestro es tropezar y caer, para que Él nos coja en sus brazos, nos limpie, nos cure y nos bese, inventándose cualquier disculpa o motivo.

 

            Estoy dolorido, pero no triste ni amargado por una ingratitud, que yo sentí como tal y que tal vez no fue.

 

            ¡Bendita piedra, que me ha llevado a los brazos del Padre, en esta tarde de primavera, caminando feliz a su lado!

 

-12-

 

 

¡ESTOY EN TUS MANOS, SEÑOR!

 

            Acabo de sentir en mis entrañas un vuelco al pensar en este pensamiento profundo, que ha cambiado y han vivido muchos Santos.

            Estoy, Señor, en tus manos… Ya todo me entregué y di… ¿Qué queréis, Señor, de mí?

 

            Para llegar a esto tengo que andar muy ligero de equipaje, muy despegado de todo lo mundano, que me agarra y me ata a la tierra y a lo temporal por los cuatro costados.

 

            Debo tener un mismo pensar y sentir contigo.

 

            Debo tener hecha la opción más importante de mi vida: La de escoger por encima de todo al Señor, que hizo el Cielo y la tierra. Y que me escogió y me llamó a la existencia desde el principio, desde que Él es Dios, desde toda la eternidad.

 

            Estar y ponerme en tus manos, es no apoyarme en nada material ni temporal, en nada que se vaya a tragar la tierra.

 

            Es no apoyarme en mi talento, ni en mi trabajo, ni en mis libros, ni en mi suerte, que me has dado mucha…

 

            Es poner mi suerte sólo en Dios, en su palabra, en sus promesas, en la bondad y misericordia de su corazón.

 

            No ver ninguna seguridad eficaz y de confianza fuera de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo…

            Ninguna tampoco fuera de la Iglesia…

 

            El Concilio Vaticano II se preguntó, un día, a sí mismo: ¿Iglesia, Tú quién eres?

 

            Su respuesta sorpresa e inspirada fue: “Iglesia, Tú eres Cristo”…

            ¡Por eso me duelen tanto las cosas, que van mal o con retraso dentro de la Iglesia y más, cuando otros la persiguen!

 

            Es además mi madre, que me engendró en Cristo a través de Bautismo, me confirmó en la fe de los Apóstoles y me alimenta cada día a través de su presencia y entrega física y real en la Eucaristía.

 

            Estar en las manos de Dios, es dejarme guiar por la mente y los planes de Dios… No por los míos.

 

            Es preguntar a Dios, cada mañana: Ya todo me entregué y di, ¿Qué queréis, Señor, de mí?

 

            Y saberle escuchar, en el silencio de la oración, sin prisas ni agobios, para luego hacer lo que Él me diga.

 

            Una vez más, Señor, me pongo en tus manos, me siento en tus manos, estoy en tus manos, como en el cuadro, que tengo delante de mí, en mi mesa de trabajo, detrás del Ordenador, colgado en la pared.

 

            ¡Quien esto ve, esto piensa y siente, ha escogido el camino único y nuevo, que le lleva a Dios y a vivir un Cielo adelantado, con las puertas abiertas al aquí y al más allá!

 

-13-

 

 

¡TÚ ME SOSTIENES, SEÑOR!

 

            Me siento en estos momentos como un niño, de apenas un año, que no se sostiene solo, que no sabe dar un paso solo, que no se vale para nada él solo… Pero que se lanza a todo, sin saber lo que quiere todavía…

            Y quiero sentirme sostenido por tus brazos, por tus manos, por tu mirada y por tus cuidados.

 

            Incapaz de dar un paso por mis propias fuerzas o habilidades, si Tú no me llevas de la mano.

 

            Incapaz de saber a dónde voy ni qué camino tomar…

 

            No tengo fuerzas propias en mis piernas. Ellas solas se tambalean, flaquean, se doblan  y caen…

 

            Mi mente está aún en embrión y no sabe nada de la vida, aunque de la vida seguimos sin saber nada hasta el final.

 

            Mis gustos son apenas esbozos del instinto, que es, casi siempre, quien me guía y sostiene.

 

            Pero ese instinto, no es más que un nivel de tu presencia, de tu sabiduría infinita, de tu amor inmenso en mí.

 

            Quiero sentirme guiado por esa sabiduría oculta en la Naturaleza, que los sabios llaman la gran Maestra de la vida.

 

            Tú me sostienes, me estás sosteniendo en cada instante.

            Sin tu apoyo, me caigo, me lastimo, no doy golpe, me golpeo y quedo herido…

 

            Sin Ti no puedo decir ni la palabra: Jesús. Ni acercarme a Ti, ni cerrar los ojos para recogerme y estar contigo…

 

            Sin Ti no puedo pensar, ni planificar mi día, ni proyectar nada sobre el futuro, sobre todo, desde que he hecho de ti mi futuro y mi vida.

 

            Contigo mi vida ha pedido el rumbo personal, que tenía antes y ha puesto su timón en la línea del  sermón de la montaña. (Mateo, cap, 5 al 8).

 

            Contigo todo ha cambiado, sin darme cuenta. Hasta el mismo horizonte, que se despierta ante mí, cada mañana.

 

            Contigo me siento el más pobre y menesteroso de la Humanidad, porque sólo Tú me llenas y porque sólo me basta ya, como riqueza y herencia, tú presencia.

 

            Tú me sostienes, Tú me aúpas, Tú me llevas y yo me dejo coger…

            Tú das fuerza a mis piernas, vigor a mis miembros, salud a mi alma… Todas las medicinas y los médicos quedan ahí, fuera…

            Como instrumentos de tus manos, pero nada más.

 

            El actor de mi salud eres Tú y solamente Tú…

 

            Tus manos y tus brazos me sostienen, hoy y por siempre… ¡Como lo hicieron en el pasado, espero que lo sigas haciendo en el futuro!

-14-

 

 

NECESITAMOS HABLAR…

 

 

            Cuando uno tiene problemas, cuando guarda secretos importantes, cuando lleva consigo una gran alegría explota por comunicarla…

 

            Tal vez porque Dios tiene muchas alegrías, que comunicarme, desea tanto hablar conmigo.

 

            Él es la misma alegría y la misma felicidad, en su esencia, por eso es inconcebible un cristiano triste.

 

            Tal vez por eso, el grado de alegría interior se haya convertido en el signo más claro de tu presencia, Señor.

 

            Todos hemos sido testigos del gozo que brota en los claustros de vida contemplativa, en esas comunidades apartadas del mundo, que viven sólo de la cercanía con Dios.

 

            Cuando Dios no está cerca ni habla al corazón, el corazón no puede sonreír…Todo le suena a hueco y vacío.

 

            Sólo cuando el Señor se pasea por el convento y por la intimidad de cada miembro de la comunidad, sólo entonces se respira y bulle la alegría del Cielo…

 

            Por eso necesito hablar cada día y en todo momento contigo, Señor…

 

            Porque Tú eres la fuente de mi alegría, eres la alegría de mi juventud.

 

            Necesito hablar contigo, porque llevas en Ti los cimientos de mi gozo y solidez…

 

            Porque encarnas toda aspiración vertical, que me llama hacia el cielo.

 

            Porque eres la única fuerza, que me marca el buen camino, el camino del esfuerzo, del camino que sube.

 

            Por esto te necesito, como compañero de camino, para romper mi soledad, coger fuerzas y dar sentido a mí andadura.

 

            Necesito hablar contigo, que eres mi fuente inagotable de Sabiduría, sin la cual se agosta mi alma y mi mente.

 

            Necesito dedicar más tiempo para hablar contigo, para compartir más contigo, para verme más iluminado y clarificado por Ti.

            Necesito escuchar más y hablar menos…

 

            En adelante te preguntaré más por tus inquietudes, tus preocupaciones, tus puntos candentes, que son los de tus hijos.

 

            Hablaremos más de cuestiones mundiales, las de gran alcance, de nuevos futuros, de nuevas formas de convivencia, de nuevos trabajos, nuevas profesiones, de nuevas ideas ante tiempos totalmente distintos.

           

¡Necesito hablar, pero menos y escuchar más, mucho y bueno de tus labios, para hacer más!

-15-

 

 

¡NO ESTÁS SOLO, ME TIENES A MI!

 

            Cada día me asusta menos la soledad: La soledad ante Dios, ante los demás y ante mí mismo.

 

            La soledad como ausencia de una presencia amable, como ausencia de Dios y de mí mismo.

 

            Porque la experiencia me está confirmando, que la soledad es problema de mi mente, de la interpretación que doy a los acontecimientos, que me rodean.

 

            Porque la soledad no existe, sólo es ausencia, una entidad mental, que yo creo y puedo borrar, a mi antojo.

 

            La soledad ante Dios es imposible: Dios existe, es eterno, presente a todos los seres creados, presente también a mí y a los ateos…

 

            Si es omnipresente, nadie ni nada se encuentra solo en el Universo… Luego nadie, en teoría, debería sentirse solo.

 

            La verdad, es que yo desde que vivo con más intensidad la presencia de Dios en mis días, no me siento solo y el palo duro y tieso de la soledad no golpea sobre mi espalda.

 

            Además, si te acostumbras a llevar a Dios contigo, el silencio y la ausencia de toda distracción, te ayudan al diálogo con el ser más grande y trascendente de la Historia.

 

            Con Él la soledad se disipa, no existe, no muerde, porque le he quitado su diente más cortante: La ausencia.

 

            Quien a Dios tiene, nada, nada le falta, decía Santa Teresa de Ávila y no le faltaba razón.

 

            La soledad, como ausencia de los demás, tampoco me asusta ya, aunque reconozco que en otros tiempos, sí me preocupó.

            ¿Qué puedo añorar en los demás, que no tenga en Ti?

 

            ¿Qué puedo echar de menos, cuando los demás se ausentan, que no tenga en Dios?

 

            La enorme realidad de la contingencia humana sólo se asume, cuando mi ser y esencia se apoyan en la trascendencia del más allá, en el mismo Dios.

 

            Hoy, cuando se niega todo lo sobrenatural y el mundo del espíritu, esto puede sonar a chino.

            Nuestro gran problema y el mío empiezan aquí, cuando me alejo de la trascendencia y niego el plano espiritual.

 

            Y sin embargo, ese plano existe. No hace falta tener fe, sólo razón y mente despejada. Espiritual es igual a no material.

 

            Si yo te pregunto: ¿Tienes madre? Tengas o no, sí tienes en tu mente una imagen muy clara de ella. Dámela, si puedes…

            No puedes, porque no puedes tocarla, porque no es material y sin embargo, ahí está en tu cabeza, es espiritual. Luego, en ti mismo tienes viviendo el Reino del Espíritu.

        Ya lo sabes, no estás solo, me tienes a mí, dice el Señor…

-16-

 

 

NO ME HAGAS BAJAR…

 

        A veces como hijo inmaduro y revoltoso me enfado con Dios y hasta le pongo un poco nervioso.

 

            Hasta el punto, que sonriendo, me suelta: ¡No me hagas bajar!

            Luego los dos nos reímos, a nuestras anchas…

 

            ¿Cuándo nos sucede esto?

 

             Cuando yo me empeño en algo y no doy mi brazo a torcer.

            Sucede casi siempre, que hace su presencia mi vanidad y orgullo.

            Casi siempre por falta de visión y perspectiva: Yo me aferro a lo inmediato, a la corta distancia, a lo material que toco y palpo.

 

            Dios mira más por encima, siembra a largo plazo y me deja sin llegar a comprenderle.

 

            Entonces no me entiendo ni le entiendo… Repateo sobre mí mismo y me desespero…

 

            Dios no se impacienta, escucha, calla… Me deja hacer, me deja desahogar, hasta que Él toma la palabra…

 

            Me hace ver mis puntos de vista, cortos y miopes… Y casi siempre llegamos a un encuentro cordial de pareceres.

            No me hagas bajar… No me hagas bajar…

 

            Y casi siempre le digo: Pero si no te has ido, pero si el Cielo está, no allá lejos ni allá arriba, está donde habitas Tú…

 

            Y nos reímos…

 

            Lo que sí es cierto es que me amonesta y me aconseja, cuando voy a tomar una decisión peligrosa o importante, pero siempre habiéndome mirado a los ojos y habiéndome amado, con una sonrisa grande en la mirada.

 

            Saqué hace tiempo este propósito: Nunca aconsejar ni amonestar a un hermano, sin antes haberle mirado a los ojos y  haberle amado de verdad.

 

            He optado por dar un buen ejemplo, antes de dar una sola palabra, porque los consejos se suelen dar a quien no los necesita, porque los que lo necesitan siempre están ausentes.

 

            Baste recordar los rapapolvos de muchos curas, contra los blasfemos, borrachos y mujeriegos, los cuales ni se enteran, porque nunca pisan la Iglesia.

 

            No me hagas bajar… Ya no tengo miedo a los amagos del Señor, porque sé que sólo son eso: Ganas de dar, pero sin querer dar…

 

            Ganas de hacerme mejor, pero con su ejemplo, más que con sus palabras…

           

            Yendo delante, dejando sus huellas, para que yo le siga, pero en libertad y amor.

-17-

 

 

CREAR LO QUE CREO

 

            Crear, hacer realidad lo que tengo en la mente, en el corazón y en mi fe.

 

            He aquí un gran reto, que hoy (8-VII-14) se me presenta ante mí mismo y ante Dios, en el día de mi cumpleaños…

 

            Crear, vivir y ser consciente del poder de mi mente y del poder de Dios en mí.

 

            Creer es el gran misterio, de donde surge todos.

 

            ¿En qué creo en estos momentos, como base de mi vida, como meta y destino de mi existencia?

 

            Ante todo, pienso y creo que toda mi existencia pende de un hilo muy débil y tan frágil, que en cualquier momento puede quebrar.

 

            Que este hilo tan tenue está en manos de la Providencia, en las manos de Dios y sólo de Dios.

 

            Traigo a la memoria algo de hoy mismo. Esta tarde a las 7 p.m. Alfredo Di Estéfano tuvo un paro cardo-respiratorio y está muy grave en el Gregorio Marañón.

            Iba tranquilamente paseando por la calle Juan Ramón Jiménez de Madrid.

            Lo mismo me podía haber pasado a mí.

 

            Pienso que soy muy poca cosa; nada, si me miro, a dos metros bajo tierra y a la distancia de diez mil años…

 

            Nadie de los que vivan entonces se acordarán de mi ni siquiera habrán oído nada de mí. No quedará nada de mi presencia en este Mundo.

            Y sin embargo, creo en la inmortalidad de mi espíritu, de mi alma, hija de Dios, creación directa de tus manos, eterna e inmortal como el mismo Dios.

 

            Creo en esa filiación divina, me siento miembro de la familia de Dios, hermano y amigo de Jesucristo, hijo de la Virgen María, madre de Dios y madre mía.

 

            Me siento templo de Dios, de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

 

            Me siento compañero de Jesús, escogido en su Compañía durante 30 años y desde hoy, ya para siempre…

 

            Me siento elegido entre sus íntimos, entre sus amigos más cercanos, con quien Él habla cada mañana, en su primera entrevista o audiencia del día… Hoy hace 79 años, que me trajo al mundo. Desde entonces todo han sido bendiciones…

            Me siento tan querido por Él, que no se separa ni un momento de mí. Viene conmigo a todas partes…

 

            Siento, que no lo disimula: Sigue tan enamorado de mí, como el primer día en que me hizo del polvo de la Tierra y del amor infinito de su Corazón de Dios.

 

            Crear lo que creo, he aquí mi gran reto, hoy... Que el

Señor me dé la fe que necesito, para crear todo lo que creo…

-18-

 

 

NECESITO PERDONAR

 

            El pedir perdón es duro, pero es muestra de una gran madurez espiritual.

            Sin embargo, el perdonar, cuando te han ofendido injustamente, es más fuerte, es superior a nuestras fuerzas, sólo es posible, si Dios me ayuda.

 

            Estoy en unos momentos en que necesito perdonar, en que no debo tratar con la misma moneda a la que persona, que me ha levantado un falso testimonio y mentido, mil veces.

 

            Debo entender que no sabe lo que hace ni lo que hizo, porque a veces se arrepiente de lo que ha dicho y hecho.

 

            Debo comprender mejor el trato que se da a sí misma. Nunca se ha perdonado a sí misma todo el mal que hizo.

 

            Tiene una gran frustración como mujer, mujer frustrada, a quien le duele ver felices a otras madres…

 

            Debo hacer que me resbalen sus palabras sibilinas, cargadas de rencor y mala leche.

 

            Cuando se vive amargada, toda sonrisa duele como una puñalada… Y aquí está la raíz del problema: Su amargura.

 

            Mientras la amargura duerma en su corazón, las palabras duras e hirientes seguirán saliendo de su boca.

 

            Debo armarme de paciencia, de bondad, de compasión para hacer oídos sordos a sus palabras necias.

 

            No debo justificar la acción perversa ni el pecado de un sepulcro blanqueado: Su soberbia vengativa y repugnante.

 

            Aunque perdono y comprendo a la persona, que lo hace.

 

            Cristo también lo hizo, cuando habló de los Escribas y Fariseos y sus malas obras.

 

            Siempre estuvo abierto al perdón, a la misericordia de las personas, pero no a sus malas obras.

 

            En estos momentos me siento abierto a la persona, la perdono, trato de olvidar la calumnia o calumnias, que me ha levantado y le pido al Señor, que me dé la gracia de olvidar todo lo ocurrido.

            Quiero olvidar la reacción inmediata de tratarla con la misma moneda, de pagar mal por mal, sino darla bien y bondad por todo el daño, que me ha hecho.

            Como esto sólo es posible con la gracia y la ayuda de Dios, desde ahora la imploro y la pido al Señor.

 

            Me sale espontáneo el clamor de Jesús en la Cruz: Padre, perdónala, porque no sabe lo que dice ni lo que hace.

 

            Sólo, si mis sentimientos van en la línea de Cristo, mis palabras y acciones también irán.

            Sólo si vivo y siento esta realidad: El amar a mis enemigos, los demás conocerán que soy su discípulo…

            Porque esta es la señal del cristiano: “Que nos amemos los unos a los otros, como Él nos amó”.

-19-

 

 

EL SECRETO Y EL MISTERIO

DE LA VIDA

 

 

            Está en aprender a estar donde estamos, donde vivimos, donde nos movemos y existimos.

 

            Casi en la misma línea de Dios, como dice San Pablo: “En Dios somos, nos movemos y existimos”.

 

            Y es que cuando uno vive en Dios, de verdad, estamos ubicados donde estamos y donde debemos estar y existir.

 

            Saboreando la Vida desde dentro, desde mí mismo, desde las vivencias de mis entrañas, que sólo son mías, porque nacen, crecen se multiplican y mueren dentro de mí.

 

            La vida nunca viene de fuera, ni su energía, ni su salud, ni su felicidad…

 

            Viene en plenitud y en armonía, como un acontecer natural, que viene de la misma Naturaleza, con su lenguaje de auténtica plenitud y con el mejor ritmo de su armonía.

 

            Todo nuestro ser es sagrado y divino, como lo es su origen y destino, sin fin y sin límites…

 

            Toda mi dignidad, mi nobleza, toda mi grandeza, mi futuro con luz y esperanza, tiene aquí su fuente y origen.

 

            Como aquí tienen aquí su fundamento los Derechos Humanos del hombre, en esta honda inspiración de la fe cristiana, que cambió, de verdad, el rumbo de la Historia, hace XXI siglos.

            Y descubriendo lo sagrado y divino de la creación, me voy encontrando con el misterio de la vida.

            Mi cuerpo, mi espíritu y todo mi ser son una señal del mismo misterio, que me rodea y del misterio de la vida.

 

            Todas las creaturas son una imagen de su Hacedor, me hablan de su presencia y figura… Son señales del camino y del destino.

            Así voy descubriendo el misterio de la vida en el secreto encerrado de cada ser.

            Cada ser tiene un eco de su Creador, que me suena al oído, me cautiva y me seduce…

 

            Cada flor, cada brisa, cada horizonte, cada puesta de sol, cada ola del mar, llevan la misma firma y el mismo sello.

 

            ¡Cómo me duele que los sabios del mundo pierdan el tiempo analizando los componentes de la célula, los más pequeños microorganismos de la vida y se olviden del origen de esa primera materia y de su potencialidad evolutiva!

            Nuestros cuerpos están hechos de barro o de polvo de estrellas, pero a esas estrellas: ¿Quién las hizo?

 

            ¿Qué decir, cuándo recordamos a los grandes genios de la Humanidad, como Sócrates, Platón, Aristóteles, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Albert Einstein… que hablan ya de una Causa Incausada, de un ser eterno e increado?

¡Por ahí van los caminos de la verdad!

-20-

 

 

ME PONGO ANTE TI, ÁBREME…

 

            Pongo mi vida en tus manos… La dejo, entregada a tu voluntad.

            No quiero buscar más tu voluntad, quiero encontrarla en el camino de cada día y cada hora.

 

            Quiero que el Espíritu Santo me ilumine cada día y en cada momento, lo que sea de tu agrado y tu mayor gloria.

 

            No quiero más buscar tu voluntad, sino encontrarla dentro de mi conciencia, tratando de seguir la voz de Dios, que me habla a través del corazón y a través de los sentimientos del bien, la armonía y paz interior.

 

            Para esto, Señor, abre también mis oídos, para que pueda reconocerte y escucharte.

 

            Abre mis ojos, para que pueda verte y sentirte.

 

            Abre mis sentimientos, para que pueda alabarte.

 

            Abre mi corazón, para que pueda amarte.

 

            Purifica mi mente, para que seas tú mi pensamiento y el destino perenne de mí pensar.

            Permíteme reconocerte como mi único Maestro y Señor, para que no siga otro modelo…

            Ni otro ideal, más que el amor a Dios y al prójimo…

            Enséname a ser como tú, manso y humilde de corazón, para que la gente no me pregunte, por qué estoy tan seguro de Ti, sino que les baste verme para reconocerte…

 

            Enséñame a mirar como Tú, para arrastrar a los demás por el buen camino, para enamorarles de tu amistad y compañía.

            Enséñame a andar como Tú, a ir por los mismos senderos, que el Padre me vaya señalando, sin querer crear nada nuevo, que sea mi huella, sino la de Dios.

 

            Recibe mi historia y mi vida entera, como ha sido, no como me hubiera gustado y deseado que fuera.

 

            En estos momentos reconozco que ha sido un proyecto y un trazado tuyo… Nada de lo que yo pensaba de joven ha salido adelante. Tú me cambiaste los planes mil veces y los fui aceptando. A veces, a regañadientes…

            Yo jamás pensé que mis huellas estuvieran donde estuvieron y están… ¡Donde nunca pensé!

            Tú lo sabes todo… Y Tú lo trazaste así para mi bien, aunque a veces mi voluntad rechinó, porque no entendía lo que hacías conmigo.

            A pesar de todo, Tú sabes que te quiero y amo…

            A pesar de los tropiezos, vueltas y revueltas, de todos los retrasos y carambolas, aquí me tienes, donde Tú siempre quisiste, a la espera de lo mejor que está por llegar: Mi encuentro en tus brazos, a la puerta de la casa del Padre, junto a mis amigos y seres queridos.

            Quiero ser tu discípulo, aunque nunca pasé de principiante y aprendiz, pero tu discípulo; que no me aparte de tu mirada, de tu mano magistral de buen Maestro y nunca mejor dicho, del mejor padre, que jamás pude soñar... 

-21-

 

 

ORAR ES DEJAR, QUE EL AMOR HABLE

 

            Si leemos el Libro de la Vida, 34,8, de Santa Teresa, nos encontramos con este tema más desarrollado y mejor escrito.

            Yo te voy expresar mi experiencia, con toda humildad y sencillez, para no olvidarme de los infinitos momentos de gratitud, que tengo en deuda con Dios.

 

            Dios me enseñó, como a su hijo pequeño, cómo debía tratarle, dónde y cómo hablarle.

 

            Se valió de un gran hombre y un gran santo, El P. Pedro Arrupe, Superior General de los jesuitas.

 

            Él hablaba del corazón, como del lugar mejor para encontrarse y hablar con Dios.

 

            Hablaba de la voz de la conciencia, como vía directa y segura para conectar con Dios.

 

            Hablaba del amor, que brotaba del corazón y a cuya voz había que rendirse siempre.

 

            Es verdad, que cuando uno descubre esta voz, esta presencia, ha dado con el mismo Dios en el silencio interior.

 

            Y ya ese silencio se convierte en una atracción y fuerza tan fuerte, que nos arrastra hacia él, cada día con mayor gusto y sabor.

            Desde ese momento, el tiempo y los días se miden por los silencios, por la abundancia de ratos de oración y silencio.

            Desde ese momento desaparece de tu pensar, que la oración y el silencio es una pérdida de tiempo, es un no hacer nada de provecho o caer en un vacío improductivo, propio de gente vaga y poco práctica en los quehaceres de la vida.

 

            Desde ese momento, las horas tienen otra dimensión…

 

            Se centran en los encuentros con el Maestro y con sus discípulos más queridos, los hombres que me topo, en el día a día, por la calle, a través del correo electrónico, por el teléfono, por el WatsApp, por el Skype, Facebook, Likendin, etc... etc…

 

            Por cierto, nunca hemos tenido tantos medios de comunicación y encuentros, como en este momento de la Historia y nunca hemos tenido tanta ausencia de comunicación y de diálogo entre personales reales, como ahora.

 

            Hoy tenemos la gran oportunidad de poder reconquistar el tiempo perdido en ñoñerías y saber dónde se esconde la gran verdad de la vida: ´

 

            Dentro del hombre, en el silencio interior, en el encuentro con el Gran Dios, que nos habita y con sus hijos, que más nos necesitan: Los pobres, los enfermos, los débiles, los sin voz, los sin papeles ni Patria, los de la periferia de la vida.

 

            En concreto y como conclusión: Que hablar con Dios no es perder el tiempo, es el gran regalo y el gran tesoro, que nos esconde la vida...

 

¡Que orar es dejar, que hable el corazón!

-22-

 

 

LA EXISTENCIA ES UNA CREACIÓN

CONTINUA

 

            Cuando quiero poner las cosas en su sitio, dentro de mí, acudo al concepto de existencia, aprendido en los estudios de Filosofía Escolástica y de la otra.

            Echo manos del concepto de contingencia, frente a la Causa Primera o Primer motor de la Creación.

 

            Todo lo que empieza a ser o existir es contingente.

 

            Todo lo increado, sin principio ni fin, es causa primera, infinita y eterna.

Es Dios, eterno e inmortal…

 

            Luego, el ser creado no tiene nada propio, no posee en su equipaje genético ningún valor ni ningún mérito.

 

            Todos los valores y derechos humanos, que presumimos tener, no son de nuestra cosecha, no son cosas que merecemos por derecho propio.

 

            Si tenemos algún derecho, lo tenemos por extensión a los valores y derechos que nos vienen del Padre, que nos trajo a la vida.

            Igual que los hijos, que tenemos en esta vida: Ellos no tienen derecho a ningún privilegio social, porque con su trabajo todavía no han merecido nada, porque no hay hecho ningún trabajo en favor de la sociedad…

            Ellos todavía no tienen, ni han merecido, ni merecen ningún derecho social, si no es porque sus padres o las generaciones anteriores, los han trabajado, pagado y adquirido.

            No hay ni debe haber derecho a nada, si no los has trabajado o merecido con el sudor de tu frente.

            Tal vez por esto me indigne tanto, cuando se habla tanto de los derechos del niño, de los hijos, de los demás, cuando no han puesto nunca un hombro, para conquistarlo y merecerlo.

 

            Quiero convencerme que ontológicamente, no tengo nada propio, merecido por trabajo, nada de propia cosecha.       Que todo lo que tengo se me ha dado, se me ha regalado, sin mérito propio de antemano…

            Que si tengo unos derechos y unos valores importantes en la vida, es porque me han sido dados por mi Padre-Dios.

 

            Y la razón y fundamento de mis derechos humanos está en mi contingencia, en mi nada existencial, en mi pobreza absoluta ante Dios.

            Si yo salí de la nada al ser, fue, no sólo por un empujón de mi madre y si no, sobre todo, por un empujonazo de mi Padre-Dios.

            Ya que la Nada no puede crear nada, ni yo mismo me podía empujar, porque para eso tendría que ser y no ser al mismo tiempo, lo que cual es imposible, según el principio aristotélico de contradicción. Luego tuvo que ser otra causa increada, llena de bondad, poder y sabiduría, llamada Dios.

            Pero lo importante es que aquella mi pobreza inicial y total se da y es mi realidad en cada instante. En cada segundo Dios me está sacando de la Nada al Ser, me está creando, dependo todo de Él, soy todo lo que Él sigue creando en mí, porque mi existencia se ha convertido en una continua creación. ¡Mis grandes derechos me vienen de mí Padre-Dios!

-23-

 

 

SEÑOR, ¿CÓMO QUIERES QUE TE SIGA?

 

            Esta pregunta, que en otros tiempos, sonaba bien, hoy nos huele a trasnochada.

 

            Yo creo que Tú, Señor, no pensaste en hacer copias, hombres-copia, hijos-copia, cuando te pusiste a crear a tus hijos…

            Por eso, cuando se habla de seguir las huellas de un Santo o del mismo Cristo, me suena a hombres-niños, discapacitados, que no tienen huella propia, su personalidad, su impronta o su voluntad propia.

 

            Creo que Dios sueña con hijos adultos, bien formados, con su forma de ser propia y su carácter individual, muy concreto y personal.

            Creo que sería muy aburrida una familia, si todos los hijos fueran cortados por el mismo patrón…

 

            Más que pisar sus mismas huellas, Dios quiere de cada uno de nosotros, que seamos adultos generosos, libres, espléndidos, respetuosos, que nos amemos de verdad, pero cada uno según su forma de entender el Evangelio, aunque haciendo hincapié en lo esencial: El amor a Dios y al Prójimo por encima de todo...

            Seguirle a Él, es crear familia, crear hijos, amor, buenas obras, siendo una buena persona, que pasa haciendo el bien.

 

            ¿Cómo quieres, cómo te gustaría que yo fuera, hoy, no mañana?

            Esto me gusta más…

 

            Cuando se ama, cuando se tiene un Padre, que es amigo, lo único que me preocupa es estar contento con Él y que Él lo esté conmigo.

 

            Para esto tengo que conocer sus gustos, sus preferencias, sus aficiones personales.

 

            Para esto necesito tratarle más, preguntarle más, escucharle mucho más…

 

            Debo conocer lo que más le atrae, dónde y con quién le gustar estar, qué temas le interesa compartir…

 

            Para esto no hay más que una fórmula: Los encuentros… Los encuentros íntimos de una buena oración.

            Por algo se ha dicho, que en el encuentro el hombre nace, crece, se forma o se destruye.

 

            Para mí el encuentro más personal, más íntimo y profundo siguen siendo los ratos de oración, los ratos de silencio con Dios, por la mañana y por la noche, hasta altas horas…

            En estos ratos, preguntarme y preguntarte, Señor:

 

             ¿Qué Te gustaría que hiciese hoy,  esta mañana o esta tarde?

 

            ¿Qué le gustaría a mi familia, que hiciera con ellos hoy?

 

            ¿Qué les gustaría a mis pacientes y amigos?...

 

-24-

 

 

ÉL ME SOSTIENE Y ME ENSEÑÓ A VOLAR

 

 

 

            Cuando la vida se pone al límite, cuando veo en mi entorno, que todo se me cae, hasta mi misma seguridad, cuando me veo al borde del abismo, todo es para que mire a lo alto y me fíe una vez más del que todo lo tiene en sus manos.

 

            Me siento tan débil que no me sostengo en mis piernas, tan frágil que mi mente se obnubila, tan sin voluntad propia, que me echo en las manos de la mente y voluntad de Dios.

 

            Le dejo a Él el timón, como en otras ocasiones, para me sostenga y guíe, como sólo Él sabe hacerlo…

 

            Que me sostenga, me dé fuerzas y ánimo…

            Y si no, que me dé alas para volar en el vacío, en el nuevo salto al vacío de un nuevo amanecer, que ignoro por completo.

 

            ¡Cuántas veces me ha hecho lo mismo!

 

            Cuando esperaba un cambio sencillo, sin importancia, Él lo convirtió en un nuevo rumbo, que cambiaría toda mi vida.

 

            ¿Quién me iba a decir, que Salamanca iba a ser la ciudad donde más tiempo he vivido?

            Nunca me había gustado para residir, después de haber vivido en la Vera, Comillas, Gijón, La Coruña, Granada, N. York, París o Bruselas…

            Todos estos sitios me habían gustado más que Salamanca y sin embargo, Salamanca se convirtió en mi Maestra profesional, en el comienzo de mi vida en libertad y de mi compromiso social y apostólico, más claro…

 

            Todo lo profundo y trascendente lo aprendí en Salamanca…

            Todas mis vivencias fuertes las tuve en Salamanca.

            Cuando todo me sucedía al revés de mis proyectos, el Señor iba trazando su rumbo, no el mío… Y fue el mejor.

 

            Ahora desde la altura de mis 79 años, que acabo de celebrar en el Campo Charro, rodeado de una familia que me quiere de verdad y sin tapujos, como yo a ella, siento que todo lo sucedido ha sido bueno y para mi bien, aunque en nada se parece a lo que yo había soñado en mi juventud.

           

¡El Señor me dio alas para volar más alto y con mayor libertad interior en el corazón!…

-25-

 

 

EL SEÑOR ME ESTÁ PREPARANDO

 

            Sin duda, que el Señor me está preparando para cumplir sus designios y sus mejores planes…

 

            Desde toda la eternidad Dios pensó en mí, me amó, sonrió, como un padre, soñando en los planes, que se hacía sobre mi vida.

 

            Todo lo que me ha ocurrido ha sido por alguna razón, razones del corazón de Dios. No creo en las chiripas.

 

            Yo tuve mis planes y soñé con un futuro, pero nada de lo que yo soñé se ha realizado… Sólo en pequeños retazos.

 

            Siempre he sentido que una mano buena y sabia me guiaba en los momentos más cruciales o de cambio profundo.

 

            Siempre me fie de ese Maestro y del poder de esa mano invisible, pero cierta, que me guiaba.

 

            Muchas veces pataleé contra las decisiones de ese Padre bueno y comprensivo, que siempre me acompañó, pero al final siempre vi, que lo que me contrariaba, lo hacía para mi bien y así resultó siempre, para bien y consuelo mío.

 

            También reconozco que cuanto más me costaba el cambio de destino, de ciudad o trabajo, tanto mejor fue para mí.

            Lo de mi residencia en Salamanca es notable de reseñar.

            Era la ciudad que menos me gustaba, sobre todo después de haber vivido en la cornisa cantábrica casi 40 años.

 

            Sin embargo, aquí encontré el medio de prepararme para aquello, que mayores satisfacciones y alegrías me dio, a lo largo de mi trabajo profesional, como sacerdote y Psicólogo.

 

            Aquí pude hacer la Carrera de Psicología Clínica y el Máster de la Complutense, para post graduados, de Terapia Clínica.

            Y gracias a estar en Salamanca, pude acompañar a mi madre los 6 últimos años, pude ir varios años a Nueva York a trabajar con los hispanos en Bronx y Brooklyn y aprovecharme de los cursos de verano de la Fordham University de los jesuitas.

            Todo fue una maravillosa preparación para trabajar en el campo seglar, como sacerdote y Psicólogo, con la libertad y armonía interior, que siempre había soñado.

            Dios me fue modelando, me fue preparando, para empezar a vivir el Vaticano II, como en principio soñó el bueno de San Juan XXIII y que después ninguno de sus Sucesores se atrevió a poner en práctica.

            Ahora con el papa Francisco, vislumbro que mi sueño se vea hecho, más plenamente, realidad; sueño, que sin duda, antes de que durmiera en mi mente Subconsciente, durmió, no lo dudo, en la mente de Dios desde toda la eternidad.

   

           El Señor me sigue preparando para otras metas mayores, que desconozco, pero a las que me siento abierto y dispuesto, como en aquellos años de mi juventud.

 

¡Gracias, Señor, por todo!

 

 

-26-

 

 

CONFÍO Y DESCANSO EN EL SEÑOR

 

 

 

 

            Confío en Ti, Señor… Y te dejo mis preocupaciones.

 

            Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío…

No por casualidad tengo un cuadro del Sagrado Corazón, frente a mi mesa de trabajo, colgado en la pared…

 

             Desde muy niño aprendí y he repetido miles de veces esta jaculatoria, que tanto me ha confortado siempre.

 

            Hoy quiero convertirla en mi pan cotidiano, en la expresión de mi fe profunda y más sincera.

 

            Quiero repetirla siempre muy despacio, muchas veces,

No sólo al acostarme, sino a todas horas…

            Siempre que el nombre del Señor venga a mi mente o mire a su cuadro...

            Señor, en Vos confío, en Vos me fío, a Vos me entrego, me entrego del todo a Vos… Como en mis años de niño.

 

            Y en Vos quiero descansar y en Vos quiero reposar por siempre… ¡Dios mío, Dios mío, Tú eres mi Dios, a Ti me acojo!

            Sé que Tu corazón, tu regazo y tus brazos son y serán mi mejor descanso por toda la eternidad.

 

            Sé que lo mejor me está por llegar y se relaciona con ese apretón y abrazo, contra tu pecho… ¡Post mortem!

 

            El primero y principal, que, en vivo, tendré después del  instante mismo de la muerte.

            Y ahí, en ese brazo profundo me fundiré en tu Corazón de Dios para amar y latir siempre, como un verdadero y auténtico hijo de la familia de Dios.

            Confiar y descansar en el Señor todas las mañanas y todas las noches, al entregarme al sueño.

 

            Descansar y confiar más en Él que en todos los cerrojos de las puertas, más que en todas las alarmas y “Securitas Direct”, más que en todas las casas de seguros del mundo.

 

            Porque estoy convencido, muy convencido, totalmente convencido, que “si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas”.

¡Me fío del Señor y en Él pongo mi descanso!

-27-

 

 

A MIS AMIGOS VIRTUALES

 

 

            Hoy que tenemos tantos medios para comunicarnos y que tanto nos aíslan socialmente de los más cercanos, quiero revindicar el valor de los nuevos contactos y amigos virtuales.

 

            Nos privan de las vivencias que nacen del contacto directo, pero nos crean un diálogo con el amigo, que necesitamos en ese momento.

 

            Los Móviles, las tabletas, los WatsApp se han apoderado de nuestro tiempo, de nuestros pasos y de nuestra libre disposición, hasta de nuestro descanso.

 

            Nos han robado los tiempos de comunicación entre padres e hijos, entre familiares y amigos…

 

            Y nos han proporcionado otros contactos, otros amigos, donde los sentimientos se manifiestan con mayor espontaneidad y rapidez, donde uno se descubre con mayor prontitud, donde la amistad íntima parece que nace en unas horas y en unas horas muere.

 

            Creo que toda técnica es buena, si la sabemos usar con cabeza… La TV, el teléfono, los móviles, el Skype, el WatsApp, el Facebook… Todo es bueno, si sabemos usarlo…

 

            A través de ellos mi labor de Psicólogo sigue estando al día con gente amiga de todo el mundo.

 

            Si estos adelantos hubieran llegado 30 años antes a mi vida, toda mi labor y ayuda a mis pacientes hubiera sido más extensa y tal vez más eficaz…

            Siempre que no se perdiera el contacto directo y cercano con las personas.

 

            Gracias a estos adelantos, he podido escribir 67 libros de autoayuda, que jamás hubiera soñado escribir y que regalo a todo el que los necesite… ¡Viva el progreso, pero con control!

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¡SÓLO EN TI ME SIENTO EN MI PUESTO!

 

 

 

 

            Sólo en ti, me siento en mí puesto, ubicado donde Tú quisiste que estuviera siempre, desde toda la eternidad.

 

            Sólo en Ti me siento seguro, porque Tú eres la roca, la muralla, el castillo y fortaleza, que me hiciste como arrimo.

 

            Sólo en Ti encuentro los cimientos más seguros de mi personalidad…

 

            Sin Ti todo se tambalea en mí, todo se seca en mí, todo se cae y se derrumba en mi vida.

 

            Hacia Ti, Señor, pongo el rumbo y las velas de mi nave: ¡“Pobre barquilla mía entre peñascos rota”!, que decía Lope.

 

            Hacía Ti levanto mis ojos, como los ojos del siervo que mira los ojos de su Señor…

            Tú eres mi centro, mi por qué básico y fundamental, mi todo en el pasado y también en el futuro.

 

            En Ti me encuentro a gusto, lleno en plenitud, satisfecho, porque sé qué bien tratas a tus hijos.

 

            Gracias, de verdad, porque puedo confiar de nuevo en Ti, porque sé que tus sueños y proyectos sobre mí no te han desilusionado ni defraudado mucho.

 

            Sé que te sientes orgulloso de mi, como mis padres temporales; sé que todo lo que soy es cosecha de tu siembra y trabajo.

 

            Sé que toda mi vida no tiene sentido ni explicación sin tu mano poderosa, que siempre me guió y me sacó de todos los peligros.

            Sé que no fui el mejor ni el más perfecto de tus hijos, pero bien sabes, que lo siento, y que siempre te pedí perdón por mis errores y siempre confié en tu infinita misericordia.

 

            Bien sabes, que hoy no tengo ningún proyecto nuevo, en que no estés Tú como centro e inspirador.

            Por todo ello, gracias, Señor, porque nunca perdí mi amor y confianza en Ti.

           

            Mi vida, si vale algo, es porque transcurrió a la sombra de tus alas y bajo la mirada de tus ojos comprensivos.

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LOS FRACASOS SON PELDAÑOS

 

 

            Propio del hombre es errar… “Hominis est errare”. Lo decían ya los latinos.

            Pero si yo convierto el error en un acicate para aprender, muy pronto seré el hombre más sabio del mundo.

 

            Tropezar y no caer es adelanto, decían los antiguos.

 

            Si caes y te levantas, doble mérito y provecho personal.

 

            El equivocarme no es un fracaso, es sólo haberme salido del camino correcto, por algún tiempo.

 

            Si sé rectificar, el nuevo rumbo será mejor y más meditado que el primero.

            El fracaso no es siempre una derrota ni una humillación.

 

            El fracaso no existe en la vida real, es sólo producto de mi mente… El error sí existe en la realidad.

            Y pienso: Lo que mi mente hizo, mi mente lo puede destruir.

            El fracaso sólo existe, para los que se creen fracasados.

            El error, como lo que llamamos fracaso, siempre lo puedo convertir en un trampolín o peldaño para subir a metas más altas.

            Error sí, puedo tenerlo… Fracaso no, porque siempre es experiencia, es peldaño, es nuevo afán de rectificar y aprender.

 

            Pero es que hay errores de la Naturaleza, que uno tiene que tragarse… ¿Por qué a mí me cayó esta enfermedad?

 

            ¿Y por qué no?  Como le podía haber caído a otro…

            Nunca me puedo juzgar ni mejor ni peor, que nadie.

 

            Siempre pienso que los errores de la Naturaleza y también los errores de los hombres, tienen un algo de misterio, que va ligado a la trascendencia del hombre y a su destino.

 

            En este terreno no tenemos ni idea de lo que Dios es, ni de lo que es la eternidad, ni la maravilla que se esconde en la vida que empieza, segundos después de la muerte.

 

            Por eso a veces hablamos de injusticia, de que no hay derecho de que Dios permitas ciertas muertes, ciertos accidentes, ciertas ausencias de seres queridos…

 

            ¡Nos falta conocimiento, vivencia y perspectiva del más allá!      Y también del más acá…

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ESTAR SIEMPRE A NUESTRO LADO

 

 

 

 

            Mi vida cambió radicalmente, cuando te sentí caminar a mi lado.

            Mi corazón cambió radicalmente, cuando vi que empezabas a habitar dentro de mí, como en tu casa.

 

            Mis pensamientos cambiaron, cuando comprendí que trabajabas y pensabas conmigo en el trabajo.

 

            Mi estilo de vida cambió, mis costumbres y mis horas de ocio y oración también.

            Todo cambia en mí, si vas caminado a mi lado.

            Mi agenda cambió, cuando empezaste a escribirla Tú.

            Y nunca me vi manipulado, ni esclavo de nadie, ni forzado a hacer nada, que no viera como bueno, sano y conforme a razón.

 

            Cambió mi seguridad, cuando en las cercanías de nuestra casa los cacos, en una noche, habían saqueado a tres pisos.

            Cambiaron las bases de mi confianza, cuando tuve la certeza de que Alguien Superior a mí y muy cercano tomaba en serio la iniciativa de mi seguridad.

 

            Es verdad que por aquellos días pusimos la “Securitas Direct” en casa, pero nunca he confiado más en Dios y en su ”Securitas”, que desde entonces.

 

            Ante la gran inseguridad en la ciudad y en el campo, no cabe otra alternativa: La de creer y confiar de veras en la bondad y el poder del Padre, que está por encima de todos los listillos y ladrones de esta sociedad.

 

            La paz interior, la seguridad profunda y el descanso del alma no pueden venir de otro lado, que no sea Dios.

 

            Por eso te doy gracias, Señor, por la seguridad que me da el tenerte a mi lado, junto a mi costado, el llevarte y descansar siempre conmigo.

 

            Sé que es el mejor regalo que puedes dar a un hijo: Tú estar, tú figura y tú presencia…

 

            Con esta doble entrega, mi cuerpo y mi alma se ven empapados y satisfechos de la belleza, que nos dejaste, Señor, al pasar…

-31-

 

 

CALMACIÓN ES RESPIRAR LENTAMENTE

 

 

              

 

 

            Hoy vivimos acelerados, de prisa, un poco atolondrados.

 

            Frente a estas prisas no cabe otra actitud que la del “slow life”, (la vida lenta) que se está poniendo de moda.

 

            Hace años, trataba de enseñar a mis pacientes las técnicas de relax muscular, del relax nervioso y del relax mental. Y nunca me fue mal, sino todo lo contrario.

 

            Resumiendo, muy en esquema, las tensiones musculares se controlan y quitan, apretando, hasta el tope, los músculos de los grandes bloques musculares, que se alojan en las extremidades de brazos, piernas, manos, boca y ojos.

 

            Aprieto todo, durante tres segundos y suelto de repente la tensión puesta, para que se suelte la tensión voluntaria e involuntaria, que se aloja latente en los músculos contraídos por el Subconsciente.

 

            Se repite el ejercicio varias veces hasta que nace la calma.

            La parte nerviosa se relaja también al soltar los músculos, ya que éstos están formados por fibras musculares y nerviosas.

 

            Pero hay que llegar a la mente: La mente se para en su proceso mental, cuando se para la respiración, haciendo el esfuerzo muscular de los ejercicios anteriores.

 

            Y una vez que paro la mente, me es más fácil controlarla y dirigirla hacia las sensaciones que me más me interesen e importen.

           

            La técnica más sencilla y eficaz de control mental es hacer que la mente se dirija a las sensaciones del cuerpo, no a otras ideas…

 

            Si logro una serie de sensaciones agradables, positivas y reconfortantes, tengo el camino abierto para cambiar las imágenes, las ideas y por último, los estados de ánimo, que es el mejor objetivo de toda terapia psicosomática.

 

            Inhalar luz, retener vida y exhalar amor es una buena fórmula para sintetizar todo lo dicho.

-32-

 

 

¡QUÉ MARAVILLOSO ERES!

 

 

 

 

            Cuando alguien se fija en mí con ternura y amor y encima me dice: ¡Qué maravilloso eres! ¿Qué me ocurre?

 

            ¡Siento cómo salta de gozo el corazón! ¡Cómo todo mi ser se estremece y tiembla de agradecimiento!

 

            Es importante caer en la cuenta del valor de una mirada o un pensamiento positivo sobre nosotros mismos.

 

            Es como semilla que siembras en otro, con la seguridad que va a producir un buen fruto, una buena cosecha.

 

            Y sabiendo esto, ¿Por qué no somos más generosos en alabar, reconocer y expresar lo bueno, que vemos a nuestro alrededor?

 

            Empezando por la Naturaleza, diciendo, desde por la mañana: ¡Qué maravilloso día, qué maravilloso amanecer nos da Dios!

            ¡Qué bonitas nubes, doradas por el sol, vuelan, como danzando, por el cielo azul de esta Vieja Castilla, por encima de las encinas del Campo Charro!

 

            Veo, cómo tumbadas las vacas, rumian sus sueños de madrugada, al brillo de una Luna cálida, en cuarto creciente.

 

            Admiro la alegría, la bulla y la música, a altos niveles, de mis hijos, porque me traen airiños de otros tiempos…

 

            Me llama la atención la dulzura y bondad de mi esposa y cómo cada día me parece más maravillosa.

            En secreto y sólo para nosotros, te diré que acabo de venir de darla un abrazo y de decirla lo maravillosa que es...

 

            Y se ha sentido un poco más feliz, mientras seguía con su fuego en la cocina, ofreciéndome una loncha de jamón serrano, como respuesta. Estaba preparando un plato de Piña y jamón.

            Somos maravillosos todos, porque Dios no hace chatarra ni basura con sus manos.

 

            Sólo tenemos que abrir bien los ojos, caer en la cuenta y admirarlo…

            Y también comunicarlo, decírselo a los demás, para potenciar sus valores y su alegría.

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JUDÍOS Y PALESTINOS

 

 

 

            En estos días (julio del 14) se está librando un duro enfrentamiento entre estos dos grandes pueblos.

 

            Por primera vez los cohetes de Hamás han llegado a

Tel Aviv y a Jerusalén, que son palabras mayores.

 

            Mientras el terrorismo persista, no habrá paz…

 

            Mientras Hamás no deje las armas, no habrá paz en Tierra Santa, ya que el día en que los Israelíes las dejen, ese día habrán firmado su sentencia de muerte, ahogados en el mar.

 

            Aquí está la raíz del problema, pero que ni la ONU ni Occidente se atreven a formular.

 

            La solución nos la muestran sin palabras estos dos niños, palestino y judío, abrazados como amigos y hermanos.

 

            El odio no engendra más que odio, venganza y muerte.

 

            Sólo el respeto, la libertad y la independencia mutua harán el milagro de una convivencia, no tan difícil.

            Tenemos que olvidar los fanatismos, como viejas costumbres de incomprensión, para unirnos en obras de respeto y amor recíprocos.

            Sólo el diálogo entre pueblos maduros y serios, podrá garantizar unos acuerdos, que sean la fórmula de convivencia, más permanente y estable, entre ambos pueblos.

 

            La vivencia de cercanía, amistad y diálogo, que tuvieron este junio del año 14, en el Vaticano, el Papa Francisco, Netanyahu y Mahmud Abbas puede ser el comienzo de un verse distintos, pero con un trato más respetuoso, cordial y sincero.

            Apelando, como en los casos de extrema gravedad, al director de Orquesta de la Historia, pido y pedimos todos los hombres de buena voluntad, que ponga su mano poderosa y sabia de por medio, para que estos dos grandes pueblos y de culturas tan ricas y seculares, vivan en paz, en la Tierra Santa, que el mismo Hijo de Dios santificó con su huella.

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CONSCIENTE DE QUE NO SÉ TODO

NI LO TENGO TODO

 

 

 

            Sea humildad u otra virtud, de lo que sí estoy cierto, es que no lo sé todo, ni lo tengo todo, ni me siento superior a nadie… Tampoco inferior.

            Soy pura creación, como los otros, hechura de Otro, propiedad al 100% de aquel, que me hizo y me está haciendo, creando y recreando en cada segundo, que vivo.

 

            La soberbia llega cuando me creo algo, que tengo algo, que me apoyo en algo, que sé algo por mi esfuerzo y valía.

 

            Cuando me desengancho de Dios… Me aíslo de Él…

 

            La soberbia empieza, cuando me apoyo en mí, en mis talentos, mi valía, mi trabajo, mi dinero…

 

            Todo lo humano es esparto seco, que a la menor chispa se quema, se chamusca y desaparece… Todo se vuelve ceniza.

 

            Un día, no lejano, se quemará todo lo material, que hay en mí: Mi cuerpo y mis cosas…

 

            Sólo quedará vivo mi espíritu, mi alma, porque no tiene nada material, en qué descomponerse…

 

            Por esto mi espíritu es eterno, sin final en el tiempo…

 

            Tan eterno como el mismo Dios, porque como Él participo en plenitud de los valores del espíritu.

 

            Por eso la humildad empieza por la verdad de lo que soy, como decía Santa Teresa de Ávila.

 

            No soy nada de mi cosecha, por mi propio mérito, por algo debido a mi esfuerzo o trabajo personal, aunque a veces me lo crea, pero es falso…

            También, porque es verdad, soy espíritu salido del corazón y pulmones del Padre: “Inhaló su aliento sobre mí” y me dio su Espíritu, para ser y hacerme un ser viviente.

            Lo dice el Génesis, 2, 7…

            ¡Qué grande es el hombre, cuando se siente salido de las manos de Dios, protegido por Él, salvado por Él y amado por Él, desde toda la eternidad y para toda la eternidad!

 

            Viviendo en familia, todos necesitamos del saber y valor de los demás. Y vivirlo es el mejor de los ideales…

-35-

 

 

FELICES LOS QUE LLORAN

 

 

 

            Hay cosas que no se entienden del Evangelio, como éstas y otras muchas del Sermón de la montaña o de la última Cena…

            Y sin embargo, cuando uno lo experimenta, uno ve que es real, que es verdadero, que es cierto lo que dice el Señor.

 

            Por este motivo, cuando todavía me encuentro con frases que no entiendo o no quiero entender, me digo a mí mismo: Espera, Tony, no te precipites…

 

            Espera el momento, en que te sea dado entender…

 

            Dichoso y feliz cuando llore, porque seré consolado.

 

            Lo tengo comprobado. Es así, sobre todo, cuando lloro mis pecados, los de mis seres queridos, los pecados de la Humanidad…

 

            Cuando lloro con los que lloran y no son consolados, con los que lloran y no tienen esperanza, con los que mueren y no han conocido el sentido de su vida.

 

            Cuando lloro por los muertos de la guerra, las víctimas inocentes del terrorismo, por los huérfanos de la violencia doméstica y matrimonial.

 

            Cuando lloro por el sufrimiento del ignorante, del indefenso, del sin Patria. Lo tengo comprobado…

 

            Cuando lloro por el tiempo perdido o mal aprovechado de las últimas generaciones, que teniéndolo todo en sus manos, lo han dejado pasar, quemándolo en juerga, borracheras y sexo.

 

            Cuando lloro la ceguera de nuestros políticos, sin deseo de ayudar a nadie, más que a su propio bolsillo.

 

            Cuando lloro por la Iglesia, mi madre querida, por sus obispos y Clero, más agarrados a su poltrona que a la renovación y a un cambio serio con visión de futuro…

 

¡Me da mucha pena, que después de 50 años, estemos con los mismos problemas que la Iglesia tenía, al terminar el Concilio Vaticano II, el 8 de diciembre de 1965!…

            ¡Ya es imposible la recuperación de las generaciones e ilusiones perdidas, durante estos 50 años. pero qué pena!

            Y lo siento más, porque yo soy una de esas víctimas

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CANALES DE BENDICIÓN

 

 

            Canales de bendición, de alegría, de bondad, ternura, de agradecimiento, de amor… ¡Qué bonita misión!

 

         Pasar por la vida haciendo el bien, dejando buena huella.

Como el Maestro por las colinas, río Jordán y lago de Galilea.

            Que todos o la mayoría puedan decir: Fue una buena persona, nunca hizo daño conscientemente a nadie, intentó ayudar a quien lo necesitó, nunca se doblegó ante la mentira ni la hipocresía de los falsos creyentes…

 

            Vivió la vida con pasión e intentó contagiar a otros su entusiasmo y vitalidad.

            Nunca me sentí superior a nadie, porque en dignidad todos somos iguales, pero nunca consentí que en mi presencia hubiera esclavos ni gente servil, por su ignorancia o pobreza.

 

            También es verdad, que Dios permite momentos de purificación, que a través de la pobreza y dependencia de otros, en salud o dinero, nos orienta por el mejor sendero.

 

            Ser canales de luz… Me gusta la luz y no la duda ni las tinieblas…  Menos aún la tristeza o la “depre”.

 

            Ser canales de energía y entusiasmo, como siempre he procurado ser con mis pacientes y educandos.

 

            El entusiasmo es algo divino siempre, es la fuerza del Espíritu, que nos ha invadido y nos posee, como decían y analizaban los griegos.

 

            Ser canales de empuje, de iniciativas, de innovación, que nunca esté satisfecho con lo que sé… Que siempre es muy poco.

            Que trabaje en equipo, a ser posible… Primero con Dios y luego con los que me rodean…

La unión hace la fuerza…

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MI LUGAR EN EL HUERTO DE DIOS

 

 

 

 

            Cuántas veces me he preguntado, ¿estaré donde Dios quiere? ¿Me dejé plantar, regar y cuidar donde Dios me quiso?

 

            Es una pregunta seria, que requiere una respuesta clara.

 

            San Ignacio nos da una pista, cuando se trata de discernir la voluntad de Dios: ¿Tengo paz, armonía, alegría interior, gozo en el espíritu, ganas de hacer el bien, más cercanía, amor y familiaridad con Dios?

 

            Creo que sí, gracias a Dios y a la ayuda de su brazo…

 

            Encontrarme centrado interiormente, conociendo el sentido y destino de mi vida, sabiendo y teniendo bien claro de dónde vengo y a dónde voy, con una esperanza grande y cierta, de que lo mejor está aún por llegar: Mi abrazo caluroso y eterno con el Padre, segundos después de la muerte…

 

            Conociendo mis valores, mi talento y mi carácter, creo que escogí un sendero maravilloso, como Sacerdote, “Alter Christus”, durante mis 50 años primeros, de los cuales me siento muy orgulloso y satisfecho…

 

            Después me sentí en la necesidad de romper viejos moldes, que iban contra mi forma de pensar y sentir.

 

            Salí de la Compañía, no de la Compañía de Jesús, que siempre seguimos siendo muy buenos amigos, para dedicarme a los más necesitados de entonces: Los enfermos del espíritu, los enfermos físicos y mentales, sin dejar mi vieja vocación de formador de hombres, en su adolescencia y juventud.

 

            Me encontré muy a gusto con el material humano, que tenía entre mis manos…

 

            Sentí vivamente, que nadie venía a mí, si no era traído por el Padre.

 

            Me sentí instrumento providencial para muchos de mis pacientes, que siempre me quisieron y siguen queriendo como a un padre de verdad…

 

            Si todo esto es así, creo que puedo afirmar y afirmo que el puesto que tengo en la casa del Padre, es mi lugar en el huerto de Dios, por los siglos de los siglos…

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DIOS AZÚCAR Y OXÍGENO

 

 

 

 

            A Dios no le veo, no le toco, pero le siento…

 

            Como el sabor de la azúcar, no lo veo, pero lo siento en el café con leche de la mañana.

 

            Como el aire y el oxígeno, que respiro no los veo, pero los siento entrar y salir de mis pulmones.

 

            Como no veo el latir de mi corazón y nadie duda, que si se parara un segundo, dejaría de existir.

 

            Tampoco veo correr mi sangre por las venas, ni los leucocitos, que devoran los deshechos de mis células, pero sin ellos sé que moriría pronto intoxicado.

 

            Tampoco veo la electricidad ni sus electrones, sólo sus efectos y nadie duda de que existe.

 

            Tampoco veo ni entiendo muchas cosas de la Informática moderna, pero hoy nadie duda de la realidad virtual, en que nos tiene metidos.

 

            Muchas cosas existen, que no vemos ni tocamos, pero creemos en su existencia por los efectos, que producen y podemos comprobar.

            Lo mismo nos pasa con Dios: No le vemos, ni le podemos tocar, ni besar ni abrazar.

 

            Nos basta mirar el Cielo en una noche estrellada: ¿De qué talento salió tanta física, tanta matemática, tanta energía, tanta armonía, tanta luz y belleza?

 

            Mira la belleza de una flor: ¿Quién la vistió con esos colores y aroma? ¿Cómo de un surco negro y mal oliente, si está bien estercolado, puede salir ese prodigio de belleza y perfume?

            Dios está detrás de toda creación y de todo ser viviente.

 

            Nada existe, si no hay un Principio Primero y Eterno, que nos hizo y nos creó. Todo ser contingente, que tuvo principio, por pura lógica, pide la existencia de un Ser Eterno, porque como decía Aristóteles; “Nada ni nadie puede existir y no existir al mismo tiempo”.

En esto todos estamos de acuerdo.

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SEGUIR MIS SUEÑOS

 

           

 

            Los sueños nacen allá, en el fondo del Subconsciente, en la parte más instintiva y sincera de nuestra psicología.

 

            Cuando el Sub-consciente se manifiesta lleva consigo esa nota de autenticidad, que se nota a primera vista.

            Todo lo instintivo trae consigo lo que somos o lo que nos gustaría ser.

 

            Sólo le falta una cosa, la luz para acertar con el camino, porque el instinto, como todos sabemos, nace y es ciego.

 

            El Instinto es energía, es impulso, es fuerza, es motor, que hay que administrar y controlar bien, no reprimir ni ahogar.

 

            Los sueños saben el camino, si están iluminados por la razón y la fe, que son las dos lumbreras que Dios nos ha dado para andar por la vida, para no equivocarnos.

 

            Sólo ponerse bajo la dirección de lo que nos pida el cuerpo, el gusto, el capricho o el instinto es ir directamente al caos personal y social.

 

            Un mundo en manos del más puro instinto es un mundo caótico, anárquico, egoísta e inviable. Va hacia su propia destrucción.

 

            Sigamos, pues, nuestros sueños, como un ideal que me lance a caminar, a superar dificultades, a subir cada día en la línea del bien, la bondad, la ternura, el respeto, la fraternidad…

 

                        Y todo será bueno… Lo mejor de mi vida.

 

 

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CUANDO UN AMIGO SE VA…

 

            Acabo de dejar, a las 19,30, del 28-VII-14, en el Cementerio de Ciudad Rodrigo (Salamanca-España) los restos mortales de un gran amigo, Laureano, que yo llamaría el laureado, por la gran batalla y victoria final, que nos has dejado en tu partida.

            Hasta para despedirte, nos has convocado a una hora muy taurina: Las 5,30 de la tarde, en tu Tierra Charra, Ciudad Rodrigo.

 

            Tu amistad y afecto han sido el mejor regalo, que le cayó en suerte a nuestra familia, en los últimos años.

 

            He tenido y tengo muy buenos amigos, pero, Laureano, tú descollabas con valores propios y eminentes.

            Eras un hombre de bien, honrado, recto, trabajador y noble…

            Nunca te vi negarte a hacer el bien ni a ayudar a alguien que lo necesitase.

            Tenías la sonrisa y el encanto de escuchar a todo el mundo.

            De tu boca nunca te oí salir una palabra descomedida, altanera ni insultante.

            Sin embargo, eras serio en tus decisiones, hombre de palabra, honrado a carta cabal.

 

            Tu vida como Mayoral de toros bravos, te marcó en tu forma de ser y en tus modales.

            Ante las dificultades, no tirabas la muleta.

            Como los toros bravos te arrancabas con nobleza y bravura, sabiendo hacer el quite a los listejos…

            Fuiste todo un ejemplo templado y serio para tus hijas, como los buenos Mayorales del Campo Charro.

            Pasaste por la vida derrochando nobleza, sencillez, humildad y coraje… ¡Y esto te hizo grande!

 

            Pero el testimonio más grande que nos has dejado, ha sido el de tu fe inquebrantable y recia como las raíces de tus encinas. Fuiste dócil a la llamada de Dios y no te rebelaste.

            Todos los días recibías la eucaristía junto a tu esposa y has tenido tiempo de paz y reflexión, para preparar tu gran encuentro con Dios, que te estabas esperando con los brazos abiertos desde toda la eternidad.

            Tú veías tan cercano el encuentro, que el viernes te despediste de todos los de casa, de los de fuera y diste orden para que usaran los analgésicos, porque el desasosiego y la agonía se iban acercando.

            Te agarraste a la cruz con fuerza, para soportar mejor los dolores de la enfermedad. Cristo te debió ayudar mucho, porque nunca perdiste la compostura ni el sosiego interior.

            Ya desde el Cielo he sentido esta tarde tu mano de buen ganadero y mejor pastor, que olvidándose de sí mismo, sólo has pensado en nosotros, tu esposa, hijas, nietos y amigos.

            Nos has dado a todos una paz interior, que no sabíamos explicar… Me lo confirmaron también tus hijas y esposa.

            ¡Nos has dejado una paz, que sólo se explica por la presencia del Señor y su paso contigo por los salones del Cielo!

            Sólo me queda decir, levantando mi montera:

 ¡Va por ti, Laureano! Gracias, muchas gracias y hasta siempre! ¡Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma y pero también alguien renace, como tú, Laureano!

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¿CAMPEÓN O PECADOR?

 

 

 

            El Campeón ha luchado, se siente fuerte y superior a los demás, porque ha sido y es el primero.

 

            No necesita de los demás, se siente suficiente y capaz de todo, por encima de todos y de todo.

 

            De ahí a creerse un Dios, que se basta a sí mismo, no hay más que un paso.

            De ahí a la autosuficiencia, al orgullo y a la soberbia no hay más que un escalón.

 

            Y Dios nos libre de la soberbia, porque es el origen de todos los males.

            El soberbio no necesita de nadie y menos de un Salvador, que le eche una mano y le saque del peligro.

 

            Sin embargo, la persona sencilla, humilde, la persona que se siente pobre, porque todo lo que tiene, lo vive como regalo de Dios, esa persona se siente necesitada de todo y esperanzada en todo, porque todo lo espera de aquel que nos conforta.

            Yo por no tener, no tengo ni el aire que respiro, ni el agua que bebo, no el sol que ilumina mis ojos.

 

            No me tengo en pie, soy como un niño de pecho, que necesita en todo de su madre, que sin Dios me volvería al polvo de donde salí…

            Todos los dones y valores, que tengo, no son míos, me los dieron o me ayudaron a conseguirlos.

 

            Yo, por cuenta propia, no puedo ni levantar una hoja de papel del suelo, ni decir el nombre de Jesús ni ningún otro nombre sobre la faz de la Tierra.

            Tampoco puedo ver nada, ni oír algo, ni comprender lo que me dicen, si Dios no estuviera presente en mis sentidos.

 

            Mi existencia es una continua creación, de tal manera que si tengo un segundo más de vida, es porque Dios está pensando en mí y me quiere mantener vivito y coleando.

 

            Yo sólo sé hacer, como mío, errores, equivocaciones, malos pasos, malas ideas, malas intenciones, malos deseos, que necesitan siempre de la fuerza de Dios para no cometerlos…

 

     ¡Lo propio mío, es el pecado y la necesidad de un Salvador!

¡Pecador, sí; campeón, no, nunca, de nada negastivo!

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¿SEÑOR, QUÉ PUEDO HACER HOY?

 

            ¡Qué brisa más suave y fresquita, la que hace romper, en palmas de aplauso, las hojas del chopo esbelto del jardín!

            Todo respira a la fuerza de sus raíces más profundas…

 

 

 

            No es que te saque la lengua… Es que me muero de alegría, mirando tus ojos y esperando lo que quieres de mí hoy.

 

            Mira, Señor, que soy un niño, débil, ignorante, inexperto, que necesito todavía una mano de madre, que me

 

lleve a su lado, consigo, para no caerme.

 

            Mira que cada mañana se me abre el horizonte con nuevos problemas y nuevas esperanzas y que todavía no sé resolver ni escoger.

            No olvides que soy un niño indefenso, ignorante y débil, que necesito de Ti, hasta para respirar y existir.

 

            Que ¿qué puedes hacer hoy?

            Has visto ayer las ejecuciones que se están llevando a cabo en Irak y Siria: Tiro en la nunca, al barranco y al río…

 

            ¡Mi interior se rebeló de impotencia y asco ante una especie humana, que despreciaba así a sus semejantes!

 

            ¿Dónde están los derechos humanos, para parar tanta barbarie, atrocidad y matanza?

            En otra secuencia, amontonaban los cuerpos, como sacos podridos en una zanja y a tiro limpio los iban rematando…

            ¡No se puede llegar más lejos en odio y equivocación mental, en ideología fundamentalista!

 

            Si la masa de los cómodos y apoltronados no levanta la cabeza y despierta a tiempo de su letargo, todos moriremos a manos de estos radicales violentos.

 

            Llega el momento, hoy es ya, de pedir al Padre común de todos, que nos eche una mano, para que deje de correr más sangre entre hermanos.

 

            Que ¿qué puedo hacer hoy?

            Pedir al Señor el regalo de la Paz, que sólo puede venir de arriba y la colaboración de todos, de todos sin excepción.

¡Es la hora de la oración universal de toda la Iglesia!

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LA PAZ DE DIOS

 

 

 

 

 

            ¡Gloria a Dios en los Cielos y paz a los hombres de buena voluntad!

            Así llegó la entrada del Hijo de Dios a la Tierra en el portal de Belém: Canto de gloria y de paz desde lo alto…

 

            El plan de Dios, desde el principio, fue de paz, de armonía, de reconciliación…

 

            Dios es un Dios de paz y no de guerra… Ama el diálogo, antes que la bofetada o la puñalada por la espalda.

 

            Arreglar las cosas, aportando razones, argumentos, conociendo las causas, para encontrar un acuerdo y consenso.

 

            Al acuerdo se llega siempre aportando mucho corazón,

Acuerdo viene de “a corde”, algo que está puesto por el corazón y el amor, nunca por la fuerza.

 

            El consenso lleva en sus entrañas el sentimiento de que hay que ceder en algo, intentando sentir y tener un mismo parecer para llegar a juntar voluntades.

 

            Paz, concordia, consenso he aquí el gran trípode donde se apoya la convivencia entre los hijos de Dios…

 

            Todo lo demás son tratos, contratos, convenios o conveniencias, marcados todos por el egoísmo y el dinero.

 

            Para encontrar esta paz hay que respirarla junto a Jesús, a su lado, en un trato con Él, muy personal e íntimo.

 

            ¡Sólo quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija, solemos decir por Castilla!

 

            La verdad, que la mejor cobertura para descargar en el alma la paz, es Jesús: Mi paz os doy, no como la da el mundo.

 

            Él es el Príncipe de la paz y el amo de la mies…

 

            Pidámosle para estos tiempos la paz urgente en Oriente Medio, Ucrania, Paquistán, Uganda, Yemen, Nigeria…etc.

 

            Empecemos por la parte que nos toca: Por nuestra paz interior, con la paz entre nuestros hermanos, barrio y amigos…

44-

 

 

¡ESTOY AQUÍ EN MEDIO DE VOSOTROS!

 

 

            Estoy, estuve y estaré aquí entre vosotros, en medio de ti, de tu ambiente, por todas las generaciones y por todos los tiempos, hasta las perpetuas eternidades.

 

            Estoy y estoy vivo, resucitado, joven y sano para siempre.

            Yo vencí, de verdad, al mundo y a la misma muerte para siempre.

 

            Cuando alguien me objeta que nadie vino del más allá, para saber si existe algo después de la muerte, todos se olvidan que yo sí vine ya del otro mundo, que morí y vine de nuevo a la Tierra con vida, a esta vida.

 

            Yo estuve ya desde toda la eternidad en ese otro mundo del más allá, luego nací de una madre Virgen por obra y gracia del Espíritu Santo, morí en una cruz tras una lanzada en el costado y al tercer día resucité de entre los muertos. Y estoy aquí vivo, siendo hombre y Dios por toda la eternidad.

 

            Vine del más allá, no una, sino dos veces, para que nadie se viniera a engaño…

 

            Lo más importante es que ya no me voy más, que me quedo contigo, con vosotros hasta la consumación de los siglos.

            Lo que sí haré es llevarte a la casa del padre, cuando la muerte llegue a tu existencia y esperar allí la resurrección del cuerpo, que dejarás aquí, como tus restos, hasta el triunfo final.

 

            Yo me quedaré por siempre junto a ti, para ayudarte, ser tu compañero de camino y de fatigas.

 

            Yo velaré tus sueños, tus entradas y salidas, todo lo que intentes hacer o hagas… ¡Jamás te dejaré sentirte solo!

 

            El miedo, ese gran enemigo de los mayores, dejará de meterte miedo, de angustiarte, de crear incertidumbres en tu interior.

            Ante la inseguridad y desconfianza, que reina entre los hombres, tú estarás siempre a salvo, porque te escogí como mi pueblo y heredad.

            No en vano llevamos los dos el mismo grupo sanguíneo, con la misma sangre galilea en nuestras venas… Tardé en descubrirlo, pero según la sangre del Santo Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín, así es. Lo estudié y lo tengo comprobado.

            No hay nada por chiripa ni por casualidad… Todo tiene su razón y un por qué en la vida.

            No lo dudo… Todo salió de tu mente y de tus manos por un algo.

            Todo fue un regalo de amor, bondad y predilección infinita hacia mí.

            Todo fue planeado por Ti, Señor, desde toda la eternidad, para tu gozo, gloria y dicha perpetua y la de mis hermanos…

 

            Por eso, hijo mío, mi compromiso es estar contigo, entre vosotros, aunque no me veáis, hasta que vuelva a por ti…

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RECUPERANDO LOS AÑOS PERDIDOS

 

 

 

            Uno quisiera haber vivido la infancia de sus hijos de otra manera, haberlos visto crecer, empezar a emitir sus primeras ideas y ocurrencias, sus primeros deseos, sus primeras ganas de besar y abrazar a sus padres. Pero no tuve esa suerte.

            Me encontré con unos hijos ya crecidos, con su infancia y adolescencia hechas, con sus alas preparadas para volar fuera del nido, irse con sus amigos y amores.

 

            Me encontré con ellos, cuando dejaron de preguntar de dónde venimos, para no decirte nunca a dónde ni con quien van.

            Los conocí cuando sus centros de interés saltaron por encima de los muros o paredes del hogar y acababan de descubrir nuevos horizontes, los de su futuro y el mañana.

            ¡Qué difícil se nos hizo a los cuatro el nuevo ajuste de convivencia familiar!

            Yo entré como cuña nueva en madera recia y dura de pelar.

            Ellos reforzaron los puntos fuertes de su unión y crearon una piña fuerte, sin fisura, marginando, sin querer, a los demás.

            Todo se fue superando con paciencia, acercamiento, comprensión, aceptándonos como somos y con mucho diálogo o poco diálogo…

            Sólo la comunicación sincera, respetuosa e íntima nos bastó, con un prudente secreto familiar de todo lo hablado.

            Es decir, con las tres “eses” misteriosas y mágicas de un auténtico diálogo: Sinceridad, seriedad con respeto y secreto personal de todo lo hablado entre nosotros.

 

            “Cada uno es cada uno y tienes derecho a tener sus cadaunadas”, como apostillaba Don Miguel de Unamuno.

 

            Lo importante es unir valores y no fijarse tanto en las diferencias, que como todo hijo de “Vecinos” tenemos.

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QUIEN SE ENCUENTRA CON JESÚS…

 

            Ya no sigue siendo el mismo… Todo cambia.

 

            Todo él cambia, como un calcetín, al que se le ha dado la vuelta… ¡Queda uno cogido y atrapado, en el buen sentido!

 

            Después de haber visto a Jesús no se pueden tener los mismos ojos de antes.

 

            Después de haber tocado a Jesús, la sensibilidad de los sentidos no puede ser la misma.

 

            Después de haber estado una tarde con Jesús, como otro Natanael, las tardes no pueden ser las mismas, han cambiado para siempre, porque uno cambió de rumbo.

 

            Cuando uno ha conocido la voz de Jesús, uno queda prendado de ella y ya ninguna voz le resulta tan interesante.

 

            Cuando se siente su presencia cercana, junto a uno, ya no quiero caminar más que con Él.

 

            Cuando has sentido el calor y la fidelidad de su amistad, ya no tienes miedo a que te abandonen los hombres.

 

            Cuando has sentido su Compañía, desaparece definitivamente el fantasma de la soledad.

 

            Cuando te has entregado del todo a Él, en la intimidad de tu conciencia, en el santuario, donde cada día Él se escoge su sitio, para hablar contigo, todo cambia en ti y en tu entorno.

 

            Cuando ya no puedes vivir sin Él, cuando consideras como perdido, el día que has estado poco con Él, una nueva relación ha nacido…

 

            Cuando no te encuentras con Él las veces, que te pide el corazón, ese día quedas como vacío del ser más grande de toda la Creación.

 

            Cuando al despertar y ver la luz del sol, no le sientes a Él, te parece que nació el día, pero con sombras de noche.

 

            Él es mi sonrisa, mi gusto, mi encanto… Y si no Le encuentro, estos sentimientos se me van lejos, se evaporan y desaparecen.

            Él se me ha metido en mi vida, ha hecho su casa en mí, y ya no nos podemos separar. Le veo, le toco y le siento en mí.

 

            Ahora comprendo por qué en el atardecer de mi vida, Él me ha llamado al Desierto de su silencio y quietud charra…

 

            También comprendo cómo todo lo anterior, toda mi vida ha girado siempre en torno a Él, estudiando y conociendo sus escritos, su vida y pensamientos más profundos…

 

            Siempre ha sido Él como un imán, una atracción interior, que siempre me ha guiado en los abruptos senderos de la vida.

            Por esto, creo que el haberle encontrado, ha sido el mejor regalo, la mayor suerte, que Dios me ha dado en la vida.

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EL PARAGUAS DE LA PROVIDENCIA

 

 

 

           

            Este es mi amigo, Vicente Ferrer, antiguo jesuita y compañero de fatigas e ideales.

 

            Le conozco bien a través de su gran compañero indio Tony de Mello, que vivieron juntos, años ha en Poona.

 

            Un hombre entregado al hombre por encima de toda religión, congregación o raza.

 

            Nunca he bautizado ni a un solo indio. Solo he declarado la guerra al dolor y al sufrimiento…

            Mi compromiso es con la unión de los pueblos y las naciones…

            Amor, no más odio ni violencia entre los hombres.

 

            En Anantapur vivió, como un indio más, que ayudaba a todos, sostenía a todos y daba la vida por todos, sin hacer nunca distinción de razas, clases sociales o religión.

 

            Era frecuente verle con el paraguas a cuestas y se le llamaba: “El hombre del paraguas”.

 

            Él mismo recordaría un día que, gracias a ese Paraguas de la Providencia, se habían hecho tantas cosas, que le atribuían a él.

            Era un hombre de Dios, con el cual consultaba y decidía sus proyectos, además de sus colaboradores.

 

            Sin ese apoyo en Dios y en su Providencia no se puede entender a Vicente Ferrer ni a su Fundación.

 

            He tenido la dicha de conocer hombres grandes como Vicente Ferrer y todos tienen estas dos notas comunes:

            -Una humildad y sencillez sobresaliente y eximia.

            -Y una intensa vida interior, de gran familiaridad con Dios, a través de mucho trato y muchas horas dedicadas a la oración. Siempre de la oración salen los grandes proyectos, que se ven más como obra de Dios, que de hombres.

            “Yo quiero que deis mucho fruto y que éste sea abundante, pero como el sarmiento, tenemos que estar unidos a la vid.

            Si la gracia no está de por medio, si las manos y los brazos de Jesús no sostienen nuestra labor, todo es inútil y está llamado al más rotundo fracaso… ¡Gracias, Padre Ferrer!

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A MIS AMIGOS LEJANOS…

 

            En este momento cruzan los espacios millones de correos o emails, que unen más corazones, que ninguna otra invención de la mente humana.

 

            ¡Bendito invento, que puede traernos tan grandes frutos!

 

            Hoy muchos novios se conocen por internet, muchos llegan a una verdadera amistad a través de Internet, muchos no tienen otra puerta al diálogo más que por Internet…

 

            Bendita herramienta, si la sabemos emplear bien…

 

            Lo sabremos por los frutos, que produzca en nosotros:

 

            Si nos hace perder mucho tiempo, pensemos que el derroche del tiempo en tonterías, no es recuperable nunca.

 

            Es un derroche en el vacío del tiempo, que se quema para siempre…

 

            Veamos: Si Internet me aísla de mi comunidad cercana, la familia, me está empobreciendo y haciendo un hombre pobre intelectualmente y solitario…

            Y el hombre está hecho para vivir en sociedad y se construye o se destruye en los encuentros, que se tengan en esa primera sociedad. También en los grupos entre amigos…

 

            Todo es cuestión de orden y distribución del tiempo.

            Hay tiempo para hablar con el móvil, con el watsapp y tiempo para comunicarme con los que tengo al lado.

 

            Lo que no debemos tolerar es que las reuniones de amigos o familiares se conviertan en unos grupos de gente reunida en torno a una mesa o ante la barra de un Bar y que cada uno esté hablando con su móvil al margen del que tiene al lado.

            Esto, además de una falta de respeto y consideración para con quien tengo al lado es un empobrecimiento afectivo y mental, que no tiene parangón en la Historia.

 

            Esto nos está creando un refugio triste para los tímidos, para los que les cuesta hablar y para los que tienen pobreza de vocabulario, que con esa actitud se empobrecen más...

 

            Esta salida del Watsapp, siempre a mano, no me deja margen a la intervención en un grupo, a expresar mis ideas con personalidad.

 

            No olvidemos que el miedo o el placer escénico divide al mundo en dos mitades, claramente definidas: En triunfadores y en tímidos amargados…

 

            Se impone una seria disciplina con los móviles y TV, que son los dos grandes ladrones del tiempo, dentro de la familia.

            Pensemos que todo esto no ha sucedido por casualidad. Viene teledirigido por mentes perversas y materialistas, que tratan de borrar toda huella de bondad y bien hacer, dimanadas de la existencia de valores eternos o trascendentes.

            Todo el mundo ve el problema materialista del relativismo, pero nadie se atreve a poner el cascabel al gato…

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CUANDO MUERE EL AMOR

 

 

 

 

            Cuando el amor muere, ¿qué queda del matrimonio?

            -Nada. Si el matrimonio es comunidad de vida y amor, si el amor muere, el matrimonio deja de existir.

 

            Estamos en una era de cambio o del cambio de una era, que hará nacer otro mundo muy distinto al vivido por nosotros.

            No cabe darle vueltas al tema: El hecho está ahí y todos le tocamos y olemos. De cada tres parejas, una se separa…

 

            Lo importante es: ¿Cómo se hará el cambio?

 

            Con una revolución o por medio de una sana evolución,

que  sepa coger todo lo bueno, que había y todo lo mejor, que se vaya descubriendo…

            Hoy existe toda una ideología de “Género”, materialista, salida del post-Modernismo, individualista, egoísta y atea, que nos lleva a una guerra enfrentada y al caos.

            Surgen los radicalismos árabes y separatistas, más egoístas que otra cosa y si no ponemos un frente de ideas sólidas, nos arrollan, como siempre hacen las minorías violentas. Hoy el matrimonio es el primero en sufrir los más violentos ataques en sus raíces: Hoy la esencia del matrimonio no es la sinceridad, la lealtad, la fidelidad, la intimidad, el respeto o el amor, sino el cálculo, el contrato temporal, el gusto (“hasta que nos gustemos”), la separación de bienes o del robo de los bienes de la parte sincera e inocente…

            Hoy, unos se “arrejuntan” y todos a callar, porque en cada casa tenemos un caso. Y cuando quiera o me salga de las amígdalas… me separo y aquí paz y después gloria.

            ¿Qué ha quedado del matrimonio, como compromiso, como responsabilidad, como garantía al crecimiento y formación equilibrada de unos hijos? – Nada.

            Hoy nadie quiere comprometerse, nadie quiere perder su libertad de soltero, pocos quieren hijos… ¿Cuánto puede durar una sociedad tan individualista, egoísta y solitaria?

            Otra cosa es el dogmatismo, con que se ha vivido el matrimonio tradicional. A fin de cuentas, el matrimonio no deja de ser una elección humana, aunque luego Dios la bendiga y uno puede equivocarse de buena voluntad en la elección…

            ¿Quién tiene fuerza moral o de razón para negarme a mí el derecho a rectificar de camino, si el que llevo es equivocado, o fue mal elegido, o me destruye, o me amarga de por vida?

            Dios no quiere la amargura de sus hijos, con un error, que no se pueda rectificar. Veremos lo que dice el Sínodo sobre la familia, en octubre del 2014… ¡Existen grandes esperanzas!

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DIOS ME GUARDARÁ…

 

 

 

 

            Dios me guardará de todo mal, como le pido en el Padre Nuestro, me cuidará y me pondrá bajo su protección…

 

            - Si yo tengo fe, fe de encuentro, fe de vivencia fuerte con Cristo Resucitado, fe testimonial, fe de Pentecostés, fe en un Dios vivo y verdadero, Él me cuidará.

 

        No es raro que nos cueste tener fe, porque la fe viene, no de nuestro esfuerzo, sino de lo Alto, del poder del mismo Dios.

 

            Tengo, pues, fe porque me la han dado… A través de mis padres, abuelos, tíos, amigos y hermanos. Son las raíces de mi fe, plantadas en la buena tierra de mi familia.

            La fe de encuentro es otra cosa. Es la fe que se ha ido fortaleciendo con la vivencia de múltiples encuentros con el Señor.

            Es la fe, que dimana del trato personal y en silencio con Dios.  Es la fe de los ratos de oración, del sentir la presencia de Dios a tu lado y dentro de ti.

 

            Es la fe del diálogo, de la cercanía con Dios, donde se te va pegando la certeza de que estás hablando con una persona, que al mismo tiempo es el mismo Dios.

 

            Cuántas veces me preguntaron mis pacientes: ¿Por qué está tan seguro de que Dios existe?

 Porque he estado hablando con Él, esta mañana, les decía…  Contra este argumento “ad hominem”, se quedaban sin palabra.

            Pero esta fe tiene que ser auténtica y verdadera: En un Dios vivo y resucitado, presente entre nosotros, no lejos allá en el séptimo Cielo. El cielo está donde Dios habita…Está aquí.

 

            La fe tiene que llevar la convicción y entusiasmo de la mañana de Resurrección y el de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.

            Tiene que llevar dentro todo el fuego y amor apasionado por un Dios, muerto y resucitado por amor a sus hijos.       Con esta fe puedo vivir tranquilo, porque mi Dios me guardará de todo mal, saldrá a mi favor contra cualquier asesino, que intente hacerme daño.

 

                           ¡Dios me ama y esto me basta!

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CUANDO ME AGARRO AL DEDO DE DIOS…

 

 

 

 

 

            Cuando me agarro al dedo de Dios, no sólo me acerco a Él, sino que le conquisto de por vida.

 

            Cuando me agarro a Él como un niño indefenso, Dios se me muestra como todo un Dios-Padre Todopoderoso.

 

            Cuando mi existencia depende toda de Él, Él me toma en serio y no me deja tirado en la calle. a la intemperie.

 

            Cuando me siente sin aires de poder, ni de riqueza, ni de salud, ni de honores mundanos, sin egoísmos, ni deseos de posesión, Él se convierte en mi Heredad y mi respaldo.

            Cuanto más débil y frágil me siento ante Él, tanto más seguro y fuerte estoy en su presencia.

 

            Mi fe en Él se tiene que convertir en confianza total, en abandono total, sonrisa total, porque sé de quién me he fiado.

 

            Cada mañana debo repetir este gesto de agarrarme a un dedo de su mano, para recordarle, que no puedo dar un paso sin su ayuda, sin su apoyo, sin su fuerza.

 

            Empezar cada rato de entrevista con Él, cogiéndome a Él, de su brazo todopoderoso, de su mano y de su dedo más pequeño, para que la voz, los sentimientos y las vivencias fluyan de su corazón al mío, como en vasos comunicantes.

 

            A Dios le gusta sentirse Padre, padre cercano a sus hijos, sentirse necesario, importante, protector, ejemplo de buen padre y padre generoso, mientras el derroche no nos haga caprichosos ni autosuficientes.

 

            A Dios le encanta vernos sonreír, contentos y felices, caminando por el buen camino, por el camino del orden, la honradez, la disciplina y el esfuerzo.

            Le disgustan los hijos vagos, indolentes, orgullosos, caprichosos, que van a su rollo por la vida, ignorando las necesidades de los demás, que nunca se acuerdan de cogerse de la mano de Dios, porque se creen dioses autosuficientes.

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DIOS DISPUESTO A ECHARME

UNA MANO

 

 

           

 

 

            Esa Mano Superior, que nos rige desde lo alto y desde toda la eternidad, esa mano poderosa, que está siempre al quite, cuando nos ve en un apuro, ese Dios siempre dispuesto a echarnos una mano, ese Dios es el Dios en quien yo creo, a quien yo amo y a quien he entregado toda mi vida, con todas sus noches y sus días.

 

            Cuando Alguien me respalda de esta forma, tan inmediata y eficiente, cuando siempre que miro al Cielo, veo esa mano flotando por encima de mi cabeza, a la espera para ayudarme… ¿Qué miedo puedo yo sentir?

 

            Él está conmigo y para ayudarme, echándome una mano, y ¡con qué mano y con qué ayuda!

 

            Dios tiene, no una mano sino dos para protegerme, para ayudarme, para que mi vida y el proyecto de mi vida salgan adelante…

            La gloria de Dios está en el éxito del hombre, no en su fracaso.

            Dios quiere que yo triunfe, pero a la manera y forma de Dios, a la manera de su Hijo Primogénito, Jesús…

            Dios quiere que seamos felices, como todo buen padre desea para sus hijos, pero felices siendo hijos de la luz, hijos de la verdad, sin sombras de dudas, hijos de la bondad y la ternura, hijos de la generosidad, de aquellos que se hacen ricos dando, deshaciéndose de todo lo mundano, que se nos pueda pegar como pecado.

            ¡Qué difícil se nos hace creer que dando nos hacemos ricos, que perdiendo ganamos, que desapareciendo al mundo uno se hace más interesante a Dios, que quitándonos méritos y valores, Dios nos colma más de los suyos!

            Quiero vivir en adelante, contando con esa mano poderosa de mi Padre-Dios, que lo piense o no, está ahí siempre dispuesta a salir a mi favor, a defenderme de mis enemigos y a apoyarme en los ámbitos de la salud, de la economía, de la familia y de mi vida espiritual e íntima.

            Quiero convencerme, de verdad, que todos mis éxitos o fracasos son para mí bien, que mi vida la lleva Él en sus manos, que mi futuro está escrito en su mente y sobre todo en su corazón, pensando siempre en lo mejor para mí.

            Conociendo esa mano providente, que cuida de mí, que me protege y que está al quite de todo lo malo, ¿qué acontecimiento me puede venir, que no tenga una buena solución?

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¿CURA DEL SIGLO XVI O DEL XXI?

 

            Tengo delante de mí la figura y modelo del cura salido del Concilio de Trento, hace cuatro siglos.

 

            Fue un gran avance frente a la corrupción de la Iglesia del Renacimiento y ha hecho mucho bien en estos cuatro siglos.

            Hoy está en vías de extinción, gracias a Dios, no por voluntad de Dios, sino por mera dejadez y pereza mental de la Jerarquía Eclesiástica.

            También por su apego a la poltrona, al poder y al dinero.

            Cuando dentro de cuatro siglos otros vean lo que hemos hecho en el siglo XX y XXI con el sacerdocio de Cristo, quedarán horrorizados… ¿Cómo hemos podido llegar a mantener en el olvido a la mitad de los creyentes, sencillamente por haber nacido mujeres? ¡Como si el haber nacido mujer, hubiera sido un estigma o un pecado!

            ¿Cómo es posible que se haya mantenido la figura y el ministerio sacerdotal sin adaptación alguna a la sociedad durante cuatro siglos?

            ¿Cómo se puede explicar el haber mantenido la lengua latina tantos siglos como único vehículo de transmisión de la ciencia eclesiástica?  Yo soy de la última generación formada por esa escuela y puedo decir que los resultados han sido catastróficos… Salíamos al mundo sin preparación, sin apenas   bagaje espiritual ni cultural, pero sabiendo, eso sí, mucho latín.

            Éramos los últimos fachas, que salíamos del horno de la Ortodoxia. Sólo los que nos preparamos ante esta hecatombe, logramos salir airosos de la gran prueba…

            ¡Pero cuántos amigos y compañeros míos han vivido amargados toda su vida, porque no tuvieron la valentía de enfrentarse al “Statu quo” constituido! Mirad, a ¿qué joven o chica puede atraer hoy la figura del sacerdote católico?

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¿A QUIÉN INTENTO AGRADAR HOY?

 

            Dime a quién amas y te diré a quién intentas agradar hoy.

            Dime quién es el centro de tus ideas o pensamientos y te diré en quién piensas para agradarle hoy…

 

            Dime quién es el tesoro de tu corazón y te diré hacia quién se dirigen tus pasos hoy…

            Dime en quién y con quién sueñas más y te diré de quién estás enamorado…

            Dime a quién llamas más por teléfono, móvil o Watsapp y te diré quiénes son tus amigos…

 

            Dime con quién te gustaría estar en estos momentos y te diré a quién amas más…

            Dime a quién te gustaría dar un abrazo en estos momentos y te diré con quién intimas más hoy…

 

            Dime a quién te gustaría dar un beso ahora y te diré a quién echas más de menos…

            Dime a quién te gustaría sonreír en este momento y te diré a quién prefieres más...

 

            Dime a quién te gustaría hacer feliz hoy y te diré a quién más y mejor amas en tu vida…

            Dime a quién te gustaría consolar hoy y te diré ante quién tu corazón se estremece más de compasión…

 

            Bajando el tema a personas concretas, diría:

 

            Me gustaría agradar hoy, sobre todo y por encima de todos, a mi Padre-Dios, que estando en los Cielos, está en todas partes, para no perderse ni uno de mis pasos.

 

            Me gustaría agradar también, muy por encima de todo lo que me rodea, a mi Madre, La Virgen, madre de Jesús y madre mía, la jovencita discreta y humilde de Nazaret.

            Sé, que después de Dios a nadie le importo más que a ella. Y nadie me importa más a mí que ella y su Hijo Dios.

 

            Después a mi esposa, a quien adoro, como el mejor regalo, que Dios me ha hecho en el atardecer de mi vida.

 

            A mis dos hijos, en quienes nunca pensé ni escogí, pero que recibo como los dos hijos mejores del mundo, porque Dios me los escogió y puso en mi camino, para proteger y ayudar y porque son el tesoro más preciado de su madre.

 

            También me gustaría agradar hoy a mis amigos de siempre, de toda la vida, amigos del Colegio, amigos de la Compañía de Jesús, amigos parroquiales y de la Consulta…

 

            Con preferencia, a los amigos, que sufren alguna enfermedad y que un día me confiaron su salud y  confianza.

 

            Amigos que tienen una enfermedad irreversible, que están próximos al banquete del Cielo. Tengo varios hoy y muy queridos, por quienes pido y comparto su dolor.

            A todos ellos me gustaría agradar y arrancarles una sonrisa de esperanza, sabiendo, que aquí estamos de paso y que todo esto terminará un día en un eterno banquete y n el regazo del Padre.

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DIME, ¿SOBRE QUÉ ESCRIBO HOY?

 

 

            A veces tengo la estúpida ilusión, de que Dios me ha salvado de los dos cánceres, porque me quiere como a su amanuense o Secretario Mayor del Concellu del Cielo.

 

            Quiere que mi pluma o mis dedos digitales expresen sus preocupaciones y sus más íntimos deseos.

 

            Quiere que sea su portavoz sin fuerza de voz propia, desconocida, como un olvidado del mundanal ruido, que pasa sus últimos días en una dehesa del Campo Charro.

 

            Quiere hacerse presente en el hoy normal de cada día, a través de mis artículos, que escribo cada día, pero que no sé ni cuántos me leen ni quiénes. Siempre muy pocos…

 

            Ya sé que es una presunción alocada, que no merezco ni tengo valor para pensar ni para creerme tal idea descabellada.

 

            Lo que sí es verdad, es que antes de ponerme a escribir, levanto mis ojos al Señor, para que Él me oriente sobre los temas y decida por mí en la elección…

 

            También es verdad, que muchos temas han salido de mi mente al ordenador, después de haber pasado por la entrevista mañanera, que sostengo a primera hora con el Señor o con su “Concellu” Mayor del Reino.

 

            Sean como sean las cosas, lo cierto es que aquí estoy para escribir sobre los temas, que han salido y hemos rumiado en la primera audiencia, que se ha tenido en nuestra sala de prensa del Cielo.

 

            Hoy (7 de agosto del 14) toda la Corte Celestial, como toda la Humanidad, está estupefacta ante la salvajada y brutalidad de los fusilamientos y masacres, que en nombre de Dios se están llevando a cabo en Siria y, sobre todo, en Iraq.

 

            Pueblos enteros, como Qaraqosh, al norte de Irán, a 20 klms. de Mosul, con 50 mil cristianos, cayó, el jueves día 7 de agosto, en manos de los extremistas islámicos.

 

            La huida a las montañas y al desierto, sin comida ni medicamentos, es toda una catástrofe humanitaria.

 

            Por Internet hemos visto ejecuciones en masa, obligados a echarse en la misma fosa común, donde otros ya habían sido fusilados…

            Otras ejecuciones ante un precipicio, que caía sobre un río, tal vez el Tigris… Iban matando, haciendo cola, a hombres con un tiro en la nuca y luego con empujón y al precipicio.

            No he visto nunca cosa igual…

 

            Que el Dios de la misericordia y el perdón no tenga en cuenta tal atrocidad y aberración, porque todo fue hecho en el nombre del Dios misericordioso y pacífico del Islám…

 

            No nos queda más que pedir y rezar al Dios de la Misericordia y Padre de todos los hombres, para nos dé la paz y fin de toda violencia.

 

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DIOS LO SABE TODO

 

 

            Dios lo sabe todo, incluso todo lo que tengo en el olvido.

            Dios lo sabe todo y esto me consuela, porque si recuerda algún mal paso o error mío, ¿quién no los tiene?, sé que ya me lo tiene perdonado y tan olvidado, que ni siquiera en el día del Juicio, se hará mención de ellos...

 

            Dios lo sabe todo, pero tiene preferencia por fijarse en el lado bueno de las cosas, en lo bueno que hice con la ayuda de su gracia… Y eso sí que sé, que no se le olvida nunca.

 

            Dios lo sabe todo y por eso me hizo como soy, en el siglo y año en que nací, con estos padres, con esta educación, con este Colegio concreto…Nada hubo dejado a la improvisación…

            Dios lo sabe todo, es el mejor disco duro de memoria, existente en toda la Creación, el mejor dotado de anti-virus.

 

            Dios lo sabe todo, incluso mi presente al detalle y mi futuro, con precisión.

            Dios lo sabe todo, conoce mis salidas y mis entradas, mis pensamientos más secretos y ocultos, hasta el último sueño de mi imaginación.

            Dios lo sabe todo y esto me tranquiliza mucho, porque así Él puede prever mis peligros y mis malos momentos y así echarme una mano.

 

            Dios lo sabe todo, hasta el día y hora de mi partida de este mundo…

            Sabe cómo será todo y me consuela que todo se hará, pensando en mi bien espiritual y humano.

 

            ¡Qué suerte tener un médico, un guía, un maestro y un padre que me traza el camino, con el corazón de un verdadero padre enamorado!

            Cuando uno piensa que mi Padre-Dios lo sabe todo sobre mí, no puedo tener mejor seguro de vida, de descanso ni de paz interior, que hombre alguno pudo soñar.

 

            ¡Qué alegría saber que Dios lo sabe todo, porque todo ese conocimiento y ciencia infinita lo va a poner, la está poniendo a mi servicio!

           

            ¡Qué inmensa alegría, saber que Dios, sabiéndolo todo, me espera y me está esperando con gran emoción, para hacerme presente el regalo mejor, que aún me está por llegar!

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CUANDO ESTAMOS EN DESACUERDO

 

 

 

 

            Hoy los desacuerdos están a la orden del día…

 

            ¿Cómo tratarlos? ¿Qué actitud tomar?

 

            “Ante todo, mantened la paz con todos los hombres, nos dice san Pablo y no os toméis la justicia por vuestras manos”

 

            Primero hay que conseguir la paz personal dentro de nuestro ánimo, para poderla dar y transmitirla al otro.

 

            La paz con Dios viene de nuestra amistad con Él, de nuestra cercanía a sus sentimientos y a sus gustos.

            Pacificarme en cuerpo y alma…

 

            Parar mi respiración, si es necesario. Cuando la paro, se para toda actividad cerebral… Controlarla con ritmos de armonía, por ejemplo del 6-4-6-4: 6 segundos cogiendo aire, 4 reteniendo los pulmones llenos, 6 echando y 4 con pulmones vacíos…

            Hacer esto unos minutos, hasta que la respiración se vaya ralentificando… Y el cerebro, calmando…

            La técnica de la “Ese” silbante también es buena, que consiste en echar el aire por entre los dientes y labios, como silbando muy quedamente y sin casi sonido.

            También nos quita tensión y nos da paz a los músculos y a los nervios la “Explosión diafragmática”, reteniendo los pulmones a tope, apretando con las manos el diafragma y luego echar el aire de forma explosiva.

 

            Una vez pacificado el cuerpo, también el ánimo lo hace y con esa actitud iniciar un diálogo, donde se expongan las razones de cada uno, pero sin ganas de imponerme…

            “El juicio, el castigo y la venganza dejádselo sólo a Dios” y que Él sea el juez imparcial de nuestros litigios.

 

            Lo nuestro es comprender, escuchar, ponernos en el lado y punto de vista del otro, para comprenderle mejor y llegar a un acuerdo.

            Las voces altisonantes y desagradables suelen ser señal de poca fuerza en los argumentos y de tener poca razón.

            Que el respeto no se pise ni se menosprecie nunca. Que las buenas formas se conserven, para que no surjan heridas, que no se puedan cerrar, por la mala intención con que fueron dichas, en un momento de aparente sinceridad.

  ¡En todo obremos con bondad y el amor vivirá entre nosotros!

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EN LA SOLEDAD Y EL SILENCIO

 

 

 

 

            Hoy domingo, día del Señor, quiero pasar el tiempo en soledad y silencio…

 

            Hoy todo el mundo lo primero que planifica es: ¿Dónde vamos, a dónde salimos? ¿Qué fiesta nos cae más cerca?

 

            Pero el estar con Dios, descansar en Él, planificar con Él… Ni se nos ocurre.

 

            Pues yo quiero sentir con el Profeta Isaías, 30,15, que “en la soledad y el silencio está mi fuerza y mi descanso”.

 

            Quiero sentir con Tomás de Kempis: “Cuanto más tiempo paso con los hombres, menos hombre vengo… Y mientras más tiempo paso con Dios, más hombre soy”.

 

            Con San Pablo en los Gálatas, 1,10, me pregunto de verdad: ¿Busco hoy el favor y aplauso de los hombres o el de Dios?

            Por el tiempo que dedique a Dios o a los hombres, veré por dónde andan mi corazón y mis pasos…

 

            ¡Ah… el tiempo! Sí, es el mejor indicador de mis intereses, del tesoro de mi corazón, del sentido que doy a mi vida.

            ¡Y saber, que durante mucho tiempo el estar en soledad y silencio con Dios me pareció perder el tiempo, que era un tiempo muerto y desaprovechado!

 

            ¡Perdóname, Señor, por tal frivolidad y por tal error cobarde!

            Digo cobarde, porque muchas veces me costó oponerme a la corriente del mundo, donde este estilo de emplear el tiempo no se estila y se toma a chirigota

 

            Hoy lo tengo comprobado: Cuando mejor me siento interiormente, es cuando estoy más en soledad y silencio con Dios, no en la mera soledad y silencio.

            ¡Tal vez por esto, tenga sobre el tema varios libros escritos!

            Tal vez por esto, cada día me veo más necesitado de esta doble medicina, que casi me tira como una droga benéfica.

            ¡Bendita droga, aunque sea la única, que nos falta, en el mercado de la drogadicción moderna!

 

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TE ENCONTRÉ EN EL CAMINO

 

        Cada día lo vivo como un gozoso peregrino santiagués, que anda sus 24 klms, de media…

 

            Para mí la jornada la divido en las 24 horas del día.

 

            Tengo 6 horas de descanso nocturno. Cuatro horas de retiro y oración. Horas de trabajo, leyendo y escribiendo, unas 10. Horas de convivencia y familia, unas 4.

 

            Todo abierto a las sorpresas e imprevistos, que en todo momento pueden surgir y surgen.

 

            Como se ve el camino y mi paso por el camino es muy variado: Desde el trabajo serio y concentrado de escribir, al más deleitoso y cómodo de la oración con Dios.

 

            Todo filtrado por un aire de anacoreta eremítico, en el Campo Charro, que es mi lugar de descanso, en la Jubilación.

 

            Por ejemplo, esta mañana al abrir las contraventanas de la puesta principal, me topé con el vuelo nervioso y veloz de más de 15 golondrinas, que han nacido en nuestros aleros, este verano.

            Era, como si toda la naturaleza y las aves juguetonas me estuvieran agradeciendo, la acogida y compañía que les hemos dado durante estos meses del estío.

 

            Se las veía ligeras, raudas, cantarinas, agradecidas…

 

            Cuando se vive en el Campo estas sorpresas abundan. Son como salidas a tu encuentro de Otro ser más importante, que hizo el milagro de crearlas y hacerlas salir de un huevo tan pequeño y frágil.

            Si no lo hubiéramos visto nunca, nos parecería imposible.

            Así de sencillo nos sale al encuentro, cada mañana y cada tarde, el Rey de reyes y el Señor de los señores…

 

            Ayer por la tarde, a media tarde, vi delante de mis ojos a unos 100 metros una zorra, que se paseaba por nuestra cerca, como Perico por su casa.

            Se paró ante nosotros, que estábamos en el Porche, nos miró muy tranquila y sin más, siguió su camino, como si tal cosa.

            Para colmo al meterse el sol entre las encinas (10-VIII-14) a las 21,27 h. pareció llamar a su compañera la Luna, que por oriente salía, también entre encinas, grande como nunca, sonrosada y casi roja en su “apogeo”.

 

            Fueron momentos, que me detuvieron el paso y el aliento ante el asombro de la puesta del Sol y salida de la Luna, en mi paseo vespertino, entre Matilla de los Caños y Vecinos.

 

            Dios se me asomaba por aquella ventana redonda, como desde el ojo de un barco y allá desde el Cielo me guiñaba, para que disfrutara de la obra de sus manos.

            Así es Dios: Se hace el encontradizo a través del tiempo, de la naturaleza, de las aves, los astros y la fe, que nos le hace presente en todas las criaturas.

 

¡Yo me le encontré hoy, varias veces, en el camino!

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A DIOS LE ENCANTA SORPRENDERME

 

            Cada día, cada hora, a veces cada minuto, Dios trata de sorprenderme con la salida del sol, con la brisa de la mañana…

 

            Le encanta sorprenderme con el vuelo de las golondrinas, que han nacido este verano en el porche de nuestra casa.

            Nunca he admirado tanta velocidad, tanto golpe genial en los bucles de un vuelo de golondrina novata.

 

            Dios me sorprende, cuando paso mis ojos por la línea de las encinas, que rematan el horizonte, por poniente.

 

            Tras las encinas empieza el infinito azul del Cielo, como el mejor manto, que lleva en su espalda el buen Dios.

 

            Cada hierba, cada retoño del manzano, que tengo en el jardín, cada nuevo nacimiento, me habla de una mano creadora.

 

            Cada grillo, que canta, que son muchos, en estas noches de verano, con esa calma chicha de una tarde charra, oigo la vida que bulle en la oscuridad luminosa, al paso de su Figura y Presencia, que diría San Juan de la Cruz.

 

            A veces oigo en la noche al búho, como solista del silencio, que me grita alto, para descubrir al Director de Orquesta.

            A Dios le gusta sorprenderme, es verdad, con luz de Luna, en estos días de Luna extra, grande, llena y roja.

 

            Él se esconde y yo me sorprendo, al verle cómo aparece tras un paciente, que necesita ayuda, aliento, luz para andar.

 

            Me sorprende con los emails del PC… Son cartas escritas por su mano, pero con estilo personal y resonancia de otros.

            Me sorprende con las manos, que todas las mañanas, preparan la comida, que luego a las 14 voy a degustar, siempre preparada, con inmenso amor…

 

            Me sorprende con las lecturas, que apenas escojo, porque me vienen dadas, creo, que para mi bien, a través del correo electrónico, de las revistas y los periódicos…

 

            Le gusta sorprenderme a través de los encuentros, siempre imprevistos e inesperados…

 

            Todos me traen una luz nueva, una fuerza sin estrenar, que me acerca más al centro del Universo, a la mano que lo hizo, todo en un momento determinado.

 

            Siempre predominan dos encuentros importantes:

 

            Mi entrevista mañanera con Jesús de Nazaret, que me resulta más sorprendente, cada día.

            Y otra con mi esposa, todavía sin levantarnos… Son dos momentos y dos encuentros únicos y maravillosos, los más importantes y sorprendentes del día, porque son los más sinceros, los más íntimos, los más profundos y más desinteresados.

            ¡Quiero, Señor, seguir dejándome sorprender, porque eres el único admirable y rico en sorpresas!

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SEÑALES DE DIOS

 

            Me encuentro rodeado de ciegos y miopes… Tal vez yo sea el primero de todos.

 

            Todos pedimos, yo el primero, señales de la existencia de un Ser Superior y anterior al hombre.

 

            Todos buscamos, yo el primero, pruebas de la existencia de Dios y las tenemos muy a mano.

 

            Todos quisiéramos, yo el primero, estar convencidos de verdad, de que es real y cierto todo lo que me han enseñado sobre Dios y sobre Jesús de Nazaret.

 

            Todos quisiéramos tener, yo el primero, una vivencia tan fuerte de Dios, que jamás se le ocurriera a mi mente dudar de algo tan importante y trascendente.

 

            Todo aspiramos al Cielo, yo el primero, pero sin pasar por la prueba de buscar a su Hacedor.

 

            Todos añoramos los días de la Resurrección del Señor, yo el primero, pero sin pasar por el Via crucis del Viernes Santo.

            A todos nos gusta el Tabor, a mí el primero, y que el Señor no nos hable de subir a Jerusalém a morir en la cruz

            Todos queremos señales fáciles, yo el primero, que me hablen de Dios, pero que no me comprometan.     

 

            Y sin embargo, las señales que Dios me da son sólo señales, signos, información de carretera, que me orientan y dirigen en una dirección, hacia un camino o meta, que yo debo andar en solitario o en compañía, pero que yo debo andar y sudar.

            Cuando contemplo mi cuerpo… Sus cinco sentidos son una maravilla, no creada por hombre alguno.

 

            El hombre con su ciencia lo único que hace es descubrir lo ya hecho y lo sabiamente dispuesto por la Naturaleza, que es obra de otra mente muy distinta y distante a la del hombre.

 

            Cuando contemplo una noche estrellada de nuestro Campo Charro, con sus planetas, satélites, galaxias, la inmensa multitud de galaxias, con más de 200,000 millones de estrellas cada una, como la Via Láctea…

            Todo me habla, no de un caos, como algunos sabios de pacotilla, faltos de sentido común y ciencia, afirman, sino de una gran mente creadora, que nos sobrepasa cada día más, a medida que vamos penetrando en los secretos del Universo, como decía el Nobel Albert Eintein.

 

            Pero lo que más me gusta encontrar, en la vida sencilla y diaria, son esas señales de su Presencia, que de forma íntima y secreta, me salen al encuentro cada día.

            Es muy raro el día, en que no veo su mano, su mirada y su cuidado, velando por mí...

 

            ¡Cuántos días me ocurre, que por la mañana pienso con mi agenda un plan a seguir y luego se me tuerce totalmente, llevado por su mano creadora, que siempre la corrige y mejora para mi bien!

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DESCANSO CONFIADO, PORQUE DIOS

ESTÁ CONMIGO

 

 

 

            La paz íntima o el descanso interior son la misma cosa,

 

            La paz me llega, cuando me entrego al descanso, en total abandono, porque me pongo en las manos de Dios y confío en Él por encima de otra seguridad.

 

            “Si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas”, dice el Salmo 126.

 

            No hay paz, sin una entrega confiada en el único, que me puede defender de todo peligro o amenaza.

 

            No existe paz ni puede haberla, sin fe, sin una entrega confiada y total en Alguien, que me defienda…

 

            A este descanso se le llama el “descanso de los justos”, por aquello de los Santos en el Cielo…

 

            La verdad es que en la vida no existe otra paz ni otro descanso mejor, que aquel que se apoya en Dios, porque es la mayor y mejor garantía de seguridad, que puede tener un ser humano, que cree en el amor infinito de un padre, que al mismo tiempo es Dios.

 

            Por esto, descanso confiado y siempre descansaré confiado, porque me fío del único Dios, que además es mi Padre, un padre eternamente enamorado de sus hijos y especialmente de mí…

 

            Si el miedo es el peor de los enemigos del espíritu, aquí tengo la solución…

 

            Cuando el miedo por algo o por alguien me aceche, entregarme confiado en abandono total en manos de mi Padre Dios, que Él sabe atar muy bien los cabos sueltos de la vida.

 

            Hoy que existe tanta inseguridad física, en la ciudad y en el campo y tanta incertidumbre en lo psíquico, no tenemos mejor solución, que la entrega y confianza total en Dios.

            “Nada te turbe, nada te espante, sólo Dios basta”…

            Pero lo malo es que esta confianza no se consigue a base de esfuerzo personal y mérito propio, sino con la gracia de Dios, que sólo nos llega por la oración, por el encuentro y cercanía con Dios. Es obra de su gracia, que a nadie niega, si se la pedimos de corazón…

-63-

 

MISA, EN RECUERDO DE UN AMIGO

 

            Acabo de llegar de un funeral aniversario, en recuerdo de un gran amigo.

            Lo más interesante de la misa no fue la pena, que lógicamente teníamos su mujer, hijas y demás amigos y familiares, sino la fe, alegría y esperanza, que se respiraba en el ambiente.

            Alguien tuvo la buena ocurrencia de juntarnos a todos en la casa de una de las hijas, para tomar un “piscolabis”, como disculpa para intercambiar ideas, cariño y sentimientos.

 

            Fue toda una novedad, que nos agradó a todos y nos acercó más a la familia y a los amigos.

            Nunca viví mejor ambiente para hablar de los dramas más profundos del hombre.

            Pocas veces me he visto más asaltado con preguntas tan escogidas sobre el dolor, la enfermedad irreversible y la muerte.

            Algunos ante la muerte de un amigo, como el que todos teníamos presente en nuestra mente, se habían revelado contra Dios, ante la llegada de la muerte, a pesar de las oraciones fervientes de tantos y tan buenos familiares y amigos.

 

            Otros no acabamos de comprender los caminos, que Dios tiene, para cada uno en particular.

            Nos encontramos ante muros infranqueables, ante realidades, como la eternidad, la sabiduría infinita y el amor de un Padre enamorado, que nos creó y nos eligió para ser felices eternamente, pero por senderos que no comprendemos.

 

            Nos cuesta comprender la muerte y la eternidad de una parte de nosotros.

            Nos cuesta entender que tras la muerte empieza y sigue la verdadera vida, como le pasó a Cristo en el Calvario, en el mismo momento de expirar.

            Alguno me decía: ¿Y quién ha venido del más allá afirmando, que existe otra vida?

            Respondo, sin ningún titubeo: El mismo Dios, hecho hombre, muerto y resucitado, hoy y para siempre, vivo entre nosotros. El testigo más veraz y sincero de la Humanidad.

 

            Pero, nos cuesta entender lo espiritual, lo inmaterial, lo que no ocupa lugar ni está sujeto al espacio y al tiempo, porque sólo nos vemos rodeados de cosas materiales, incluido nuestro propio cuerpo, sujeto siempre al espacio y al tiempo.

            Sin embargo, entre todos había una complicidad latente, pero real, que nos hacía sentir la presencia de nuestro gran amigo, no difunto, sino vivo y feliz, disfrutando entre nosotros.

 

            Entre las bromas y risas de los comensales se sentía la sonrisa socarrona, pero franca, de nuestro amigo, presente por primera vez con el vestido de gala invisible de las fiestas del Cielo. Estaba de nuevo con nosotros, pero de otra manera…

 

            Toda aquella paz, toda aquella alegría venía de lo alto, de la presencia invisible, pero real, de nuestro gran amigo, que hoy, mejor que nunca, conoce nuestro amor y agradecimiento hacia su familia y su persona.

 

            Él nos dice hoy: Que descansemos en paz y no al revés, porque él ya la vive en plenitud y para siempre, junto a Dios, donde un día nos veremos, de nuevo, todos juntos con él.

 

-64-

 

 

 

HOY, EL PRIMER DÍA DEL RESTO

DE MI VIDA…

 

            Hoy, 2014, el primer año del resto de mis años.

 

            Hoy, agosto, el primer mes del resto de mis meses.

 

            Hoy, 25, Lunes, el primer día del resto de mis días.

 

            Hoy, 11,30, la primer hora del resto de mis horas.

 

            Ahora, el primer minuto del resto de mis minutos.

 

            Ahora, el primer segundo del resto de mis segundos…

 

             Hoy, el ahora del resto de lo que único que tengo.

 

            Lo que viví: Pasó y pasó para siempre, sin más…

 

            Lo que he de vivir, vendrá, pero no lo tengo, no está.

 

            ¿Cuántos años tiene el Maestro?, le preguntó un día uno de sus discípulos a Sócrates.

 

            ¿A qué viene esa pregunta? – La respuesta sólo es interesante para mí…

 

            Pero bueno, te respondo: Unos diez años. – Sí, unos diez, que es, más o menos, lo que espero, que me quede de vida.

            Por ahí van los tiros... No tengo ya los años vividos. Esos los viví y se fueron. Ya no están, ya no los tengo, si no es sólo en el baúl de los recuerdos.

            Los que me quedan, están ahí, pero en potencia: Aún no han llegado y no sé cuándo llegarán, si es que un día llegan.

 

            De aquí la importancia de asentarme en el aquí y ahora, en el momento presente, que es lo único que tengo entre mis manos, lo único que poseo de verdad, pero que se me escurre entre mis dedos, como una anguila… Y cuando quiero darme cuenta… ¡Zas! se me escapó, se me fue, ya no está.

 

            Hoy es este momento, el aquí y ahora, en que me pregunto: ¿Qué estoy pensando, qué estoy sintiendo, qué toco, qué palpo, qué saboreo, de qué disfruto, qué sueño, tengo algún proyecto, que me emocione y motive, tengo metas que no logré alcanzar, tengo amistades, que me llenen, un amor que me gratifique en plenitud, cuál es mi secreto más gratificante y en el que estoy más metido en estos momentos?

            La respuesta a estas preguntas dará en mi interior la calificación y valía al resto de mis días.

             Por este motivo, me recojo en mi interior, me relajo, en silencio y paz y centro toda mi atención en cada una de las respuestas, que me voy dando a esta tempestad de preguntas…

 

            Tocando sólo el secreto más gratificante, en que estoy más metido, en estos momentos, podría resumirlo en dos verbos griegos: αναγορευω y έρημóω, es decir, retirada del ágora, del bullicio del mundo y gustar del silencio del desierto, para encontrame el mayor tiempo posible con el Creador…

-65-

 

 

¿CÓMO EMPEZAR ENTONCES EL DÍA?

 

 

            Resulta evidente que la actitud con la que comienzo el día por la mañana marcará el desarrollo de los acontecimientos durante el resto del día. Pero esta actitud depende en gran parte del último pensamiento de la noche anterior.

 

            Me propongo una serie de hábitos, que harán que mi día se torne más agradable y creativo desde el primer momento.

 

            1. Acostarme pronto la noche anterior: Es tentador quedarse despierto hasta tarde, cuando todos duermen y la casa está en silencio. Pero trasnochar pasa factura para el día siguiente. Habituarme a dormir las horas que el cuerpo necesita…Pero no pasarme de la media noche…

 

            2. Madrugar: Levantarme temprano y con calma. Poner el despertador un rato antes de lo habitual. Puede que cuando suene por la mañana sienta deseos de seguir durmiendo, pero me animo a mí mismo para que la voluntad sea más fuerte que la pereza y siga adelante con mi horario habitual... Ya a penas lo necesito, porque me despierto bastante temprano.

 

            3. Ser agradecido: Dedicar el primer pensamiento del día a agradecer la vida que tengo, con toda su belleza y también con sus miserias, de las que aprendo cada día. Dar gracias por tener a mi alrededor gente que me quiere y en quien puedo apoyarme, y agradecer a Dios el nuevo día, que se me presenta como un regalo más.

            4. Meditar: Me siento en un lugar retirado y tranquilo, donde nadie me pueda molestar. Medito un rato, lo que me pida el Señor y mis fuerzas me permitan.   

            Puedo poner una alarma para no tener que estar pendiente de la hora. Me siento en una postura cómoda con la espalda recta y aflojo el abdomen. Le relajo y respiro libremente. Pongo mi atención mental en la respiración, concretamente en la sensación que se produce en las fosas nasales, como el aire entra frio y sale caliente. Cada vez que mi mente se distrae con otra cosa, vuelvo a fijarme en la respiración.

            5. Practico el Saludo al Sol: Es una práctica de Yoga, una secuencia de posturas, que se realizan de manera encadenada y fluida, siempre guiadas por la respiración. Es perfecto para hacerlo por la mañana y desentumecer el cuerpo.       Tiene multitud de beneficios para el cuerpo y la mente y no te llevará más de 5 minutos. Puedes hacer tantos ciclos como quieras o te permita el reloj. Empieza más lento y a medida que tu cuerpo vaya calentándose, incrementa la intensidad. Busca más información en Google… Vale la pena.

6. Tomo un desayuno completo: Dedico el tiempo necesario a alimentar mi cuerpo. Dicen que el desayuno es la comida más importante del día y si he conseguido levantarme temprano, meditar y después hacer un poco de yoga, a estas horas, debo estar hambriento. Evito tomar un café y salir corriendo. Si tomo fruta, que sea lo primero y que pasen 15 minutos, sin tomar nada. Así daré tiempo a que se digiera.

 Después, tomo lo habitual: Cereales, tostadas, té o infusión, jamón York, un huevo frito… Nada de leche.

            7. Regalar amabilidad: Dedicar una sonrisa, un abrazo, un momento de ternura a los miembros de la familia.

 Recordar que la vida es como un boomerang: Aquello que damos, nos será devuelto.

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MI QUERER Y HACER, HOY

 

 

 

 

            Mi querer y mi hacer, hoy y siempre, dependen de mi mente, de la idea implantada, que me indica lo que quiero y lo que debo hacer.

 

            Pero esa idea no viene siempre de mi mente consciente, sino del Subconsciente…

 

             ¿Pero quién la hizo nacer y crecer, quién la puso en esos niveles?

            Parece que se trata de un impulso natural y creativo de la mente… ¿Pero quién puso en ella ese impulso?

            No parece otro que la Naturaleza, como mano dócil y creadora de la Sabiduría divina.

 

            Por esto dice, más arriba, Serafín Contreras, que Dios produce en nosotros tanto el querer, como el hacer, a través de la mente y su naturaleza creadora.

            Es propio de Dios, pensar y querer el bien y hacerlo.

 

            También es propio de Dios ocultarse detrás de las ideas, proyectos, actos y quereres de sus hijos, para querer y hacer lo mejor.

            Es propio de Dios tomarnos como instrumentos dóciles, para realizar sus grandes obras.

 

            Lo nuestro es la docilidad, la sencillez, la humildad, el compromiso serio ante su llamada.

            Lo suyo sigue siendo la dirección, el proyecto, la obra a realizar, los medios competentes para lograr un buen fin.

 

            Sólo nos pide fe, confianza, abandono total en sus manos, estar atentos a su voz y a sus indicaciones. No a las nuestras, guiadas por el capricho.

            Lo mío es entrar al interior, bajar a los niveles más profundos, donde me encontraré conmigo mismo y con la presencia de Dios, que me espera siempre en el silencio y la paz del corazón.

            Ahí es donde Él crea, produce, quiere y hace en nosotros, lo que en su Sabiduría tiene pensado “ab aeterno”, desde toda la Eternidad, para nuestro bien.

            Lo increíble es que en medio de todo, puso nuestra libertad, que puede oponerse a sus planes y estropearlos…

Al menos por hoy, me gustaría querer y hacer lo

 que a Él gustaría…

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CAMBIAR EL ENFOQUE, NO EL PROBLEMA

 

 

 

            Todos tratamos de ver nuestros problemas, como los más duros y difíciles… Y no es cierto.

 

            Cuando empiezas a ver las cruces que llevan otros, levantas los ojos y le das gracias a Dios, por lo comprensivo que ha sido contigo.

 

            Siempre he pensado que los fardos y las cargas que llevamos, están hechas a la medida de cada uno.

 

            Por esto no tengamos envidia de la vida que llevan otros, porque desconocemos las cruces secretas, que hay de por medio.

            Casi siempre, con sólo cambiar el enfoque, cambian los problemas y tienen una solución más positiva.

 

            Lo más interesante está en saber, cómo encontrar el nuevo enfoque.

 

            Como psicólogo puedo aportar alguna de mis terapias:

 

            Hacer lo que llamamos hoy el “autocoaching” o simplemente el coaching en grupo para encontrarse uno a sí mismo, sus valores, habilidades, puntos de vista, iniciativas e intuiciones…

            Y esto hacerlo con la técnica de “Tormenta de ideas”, para recoger lo mejor de cada uno, sus enfoques nuevos y distintos, y así cambiar y encontrar una mejor solución de los problemas.

            El “coaching” es una buena herramienta para encontrar nuevos enfoques a los problemas nuevos o de siempre.

 

            Para conocerlo mejor, puedes valerte de Google, que tiene una amplia información.

 

            Lo que siempre tienes a tu disposición es la reflexión y el silencio para escuchar toda la sabiduría que llevas dentro y que, sin embargo, desconocemos.

 

            Cambia, busca el enfoque más apropiado y encontrarás la solución de tus problemas.

 

            Piensa, que nunca tendrás un problema sin solución ni una enfermedad, sin una causa ni un por qué…

¡No hay problema, ni dolor, ni enfermedad sin alguna solución!

De lo contrario, Dios sería injusto y esto es impensable.

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UNA VIDA ES POCO PARA DÁRSELA

 

 

 

 

            Cuando uno hace la comparación, ¡las dos vidas son tan distintas, que no hay punto de comparación!…

            Sin embargo, cuando uno lo da todo, no se le puede pedir más.

            La vida de Dios es eterna, infinita por los cuatro costados, generosa sin límites, total en valores… ¿Qué más se puede decir?

            ¡Y Dios la dio por mí, la entregó por mí como rescate, para sacarme de la prisión del pecado y de la condenación eterna!

            Dios no pensó en las consecuencias, con tal de conseguir mi liberación y mi felicidad eterna.

 

            El gesto de Dios me asombra, aunque no llego a comprenderlo.

            Hubo una tremenda lucha entre la justicia y el amor, entre el juicio justo y la bondad del corazón de Dios.

 

            Al fin se impuso el amor, la generosidad y el corazón enamorado de un Padre, que ama de verdad a sus hijos.

 

            Aquí está nuestra grandeza, nuestra dignidad, el valor de los derechos humanos.

 

            Si a la declaración de los Derechos del hombre le quitas la base y el fundamento de la existencia de Dios y su bondad, los Derechos Humanos pierden todo su valor.

 

            Si a la existencia del hombre, le quita la realidad de un Dios vivo y presente en la vida del hombre, el hombre pierde todo su valor y primacía sobre la creación entera.

 

            Si nuestra vida vale mucho y lo vale todo, es porque Dios está detrás sosteniéndola, dándole consistencia, existencia y dignidad.

            El hombre sin Dios no es nada, no sabe nada, no puede nada… Ni siquiera respirar por sí sólo.

 

            Mi vida sólo vale, si está unida, no comparada, a la de Dios.

            Mi vida logra su grandeza a la sombra de Dios, no a sus espaldas.

 

            Mi vida es maravillosa, única y feliz, si es mirada con la sonrisa bondadosa de un Dios único en bondad, generosidad y ganas de hacerme feliz por todas las perpetuas eternidades.

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HOY TAMBIÉN SE CRUCIFICA

 

            Hace tres días, el 1-VII-14, en un pueblo cerca de Alepo (Siria) fueron crucificados 8 hombres, por ser cristianos y no quererse convertir al Islamismo.

           

            También en Irak se han dado más casos: 18 el otro día.

 

            Hasta el Santo Padre, Francisco, lloró públicamente en la plaza de San Pedro, al conocer esta noticia.

 

            ¿Cómo es posible, que después de XXI siglos, de la muerte más cruel de la historia de la Humidad, la crucifixión del Mesías en Jerusalén, todavía se vuelva a matar a los hombres con la misma crueldad del Imperio Romano?

 

            ¿Cómo habrá comprendido y sentido Jesús, ya resucitado y en los Cielos, el dolor y los gritos desesperados de estas víctimas?

 

            ¿Cómo se habrá identificado con esas cruces, con la misma crueldad, que Él sufrió hace XXI siglos?

           

            No dudo que su clamor y sus lágrimas subieron hasta el Altar del Cielo y como las suyas, espero, serán semilla y siembra de muchas bendiciones para todo el Oriente Medio.

 

            ¡Al ver las nuevas cruces, sangrando y llevando el mismo peso de injusticia y maldad, sin duda que el Señor habrá llorado, como lo hizo ante la tumba de su amigo Lázaro!

            Quisiera meterme en el mundo de los sentimientos del Corazón de Cristo en estos momentos…

 

            ¿Qué pensará el mismo Jesús, el crucificado de entonces?

            ¿Cómo se sentirá su corazón, al ver que todavía hay otros Cristos, que dan su vida por Él, como Él la dio por nosotros?

            ¡Qué dolor no sentirá en sus entrañas, al verse de nuevo crucificado en sus hijos más pequeños e indefensos!

 

            Es una noticia, que nos llena de vergüenza a toda la Humanidad y ante el mismo Dios.

 

            No sabemos ni podemos sospechar la razón de tales atrocidades.

            El corazón del hombre es un abismo de bondad y también de maldad insospechada.

 

            A mí no me queda más que levantar los brazos al Cielo, para pedir perdón al Señor por tamaña atrocidad.

 

            Que el Dios de toda bondad y Misericordia toque los corazones de sus hijos equivocados y los vuelva al buen camino, que siempre será el de la reconciliación y el perdón, no el del odio y la muerte.

 

            Señor y Dios nuestro, Señor del Islám, de los judíos y Cristianos, danos luz para discernir lo que es mejor para todos, danos bondad para comprender y perdonar, danos voluntad para relacionarnos e intimar en la oración con el mismo Dios, que nos une a todos en la ternura y el amor, porque sólo Él es quien todo lo espera, todo lo sufre y todo lo perdona…

-70-

 

 

¡TÚ ME DARÁS LO QUE NECESITE!

 

 

 

            Mirando siempre al cielo y estirando mi brazo hasta el tuyo, lo espero todo de Ti…

 

            Tú sabes mejor que yo lo que más necesito, por eso no te pediré nada, que Tú no me inspires.

 

            Mis gestos, mi pobreza y mi nada te hablarán por sí solos.

        “Ya todo me entregué y di, ¿Qué queréis, Señor, de mí?”

 

            Te lo repetiré una y mil veces, como Teresa, de Ávila, la enterrada incorrupta en Alba de Tormes (Salamanca).

            No necesito hacer provisiones ni previsiones… Todo lo dejo en tus manos.

            Vas a ser mi “Drive”, mi conductor y guía especial para el resto de mi vida.

 

            La verdad, que siempre me gustó mucho conducir y conducir mucho…

            Hoy lo dejo en tus manos, para que sean otros los que me lleven a Ti y me conduzcan sano y salvo hasta las puertas del Cielo.

            Hoy dejo en tus labios, la respuesta a mi más sincera pregunta: Ya todo me entregué y di: ¿Qué queréis, Señor, de mí?

            Para esto debo intensificar nuestra relación, nuestra comunicación, nuestra intimidad, nuestra entrega total, en cuerpo y alma, para que cada día me asemeje más a Ti y a nuestro Padre, que ve lo profundo de mis sentimientos y los funda en un solo corazón, semejante al tuyo.

 

            Siempre el abandono total me ha dado mucho miedo, porque no he sentido tus manos como el descanso y apoyo total en mi vida. Hoy sí lo siento…

            El salto en el vacío, siempre me dio miedo, por eso mismo, porque sólo veía el vacío y no tus brazos abiertos, esperándome, para abrazarme contra tu corazón.

 

            Ese gran abrazo y salto final, tras la muerte, es todavía lo mejor que está por llegar y lo que más anhelo…

 

       Hace años, escribí un libro, que titulé:                  

“Lo mejor está por llegar”…

 

     Y así va a ser y así será… ¡En tus manos me quedo, Señor!

ÍNDICE

 

            Prólogo………………………………………          03

01        La Virgen de la Soledad………………………       05

02        Las cosas que pongo en tus manos……………       07

03        Creer y obedecer a quien se ama………………      09

04        ¿A quién me parezco más?.................................      11

05        Recordar…………………………………………    13

06        Me siento ubicado………………………………     15

07        Dios planifica con salida libre……………………  17

08        Teléfonos de emergencia…………………………  19

09        ¿Ante una situación límite? ................................     21

10        ¡Sólo Dios, sólo Dios, sólo Dios!.........................    23

11        Herido por una ingratitud………………………… 25

12        ¡Estoy en tus manos, Señor! ................................    27

13        Tú me sostienes…………………………………    29

14        ¡Necesitamos hablar!.........................................       31

15        No estás solo, me tienes a Mí……………………   33

16        Crear lo que creo………………………………       35

17        ¡No me hagas bajar!............................................      37

18        Necesito perdonar………………………………     39

19        El secreto y misterio de la vida………………        41

20        Me pongo ante Ti: ¡Ábreme!............................        43

21        Orar es dejar que el amor hable………………..      45

22        La existencia es una creación continua………….   47

23        Señor, ¿cómo quieres que yo te siga?..................    49

24        Él me sostiene o me enseñó a volar……………     51

25        El Señor me está preparando…………………..      53

26        Confío y descanso en el Señor………………….     55

27        A mis amigos virtuales………………………….    57

28        Sólo en Ti me siento en mi puesto……………….. 59

29        Los fracasos son peldaños……………………….   61

 

30        Estar siempre a tu lado…………………………     63

31        Calmación es respirar lentamente………………    65

32        ¡Qué maravilloso eres!.......................................      67

33        Judíos y Palestinos……………………………….   69

34        Consciente de que no sé ni lo tengo  todo………    71

35        Felices los que lloran……………………………    73

36        Canales de bendición…………………………..      75

37        Mi lugar en el Huerto de Dios………………….     77

38        Dios azúcar y horizonte…………………………    79

39        Seguir mis sueños……………………………….    81

40        Cuando un amigo se va………………………….    83

41        ¿Campeón o pecador?......................................         85

42        ¿Señor, qué puedo hacer hoy?...........................       87

43        La paz de Dios…………………………………      89

44        Estoy aquí en medio de vosotros……………...       91

45        Recuperando los años perdidos…………………..  93

46        Quien se encuentra con Jesús……………………   95

47        El paraguas de la Providencia……………………  97

48        A mis amigos lejanos……………………………   99

49        Cuando muere el amor………………………….     101

50        Dios me guardará………………………………..    103

51        Cuando me agarro al dedo de Dios……………..     105

52        Dios dispuesto a echarme una mano…………..      107

53        ¿Cura del siglo XVI o del XXI?........................        109

54        ¿A quién intento agradar hoy?............................      111

55        Dime, ¿sobre qué escribo hoy?.........................        113

56        Dios lo sabe todo………………………………..    115

57        Si estamos en desacuerdo………………………     117

58        En la soledad y el silencio………………………    119

59        Te encontré en el camino………………………      121

60        A Dios le encanta sorprenderme……………….     123

 

 

61        Señales de Dios……………………………..           125

62        Descanso confiado, porque Dios está conmigo…    127

63        Misa en recuerdo de un amigo………………….    129

64        Hoy, el primer día del resto de mi vida…………..  131

65        ¿Cómo empezar el día?.....................................       133

66        Mi querer  y hacer, hoy………………………….    135

67        Cambiar el enfoque, no el problema…………….   137

68        Una vida es poco para dársela……………………. 139

69        Hoy también se crucifica………………………      141

70        Tú me darás lo que necesite……………………     143

 

            Índice…………………………………………..       145

            Información del autor y los libros…………….       148

 

 

 

 

 

A.   M.  D.   G.

                                                                                  

 

 

 

 

Corbacera - Salamanca – 25-VIII-14

 

 

 

 

 

 

 

 


     El Profesor y Psicólogo Clínico, Don Antonio Sánchez Breña, nace en Aldeanueva de la Vera (Cáceres), a seis kilómetros del Monasterio de Yuste, el 8 de Julio de 1935; estudia con los jesuitas el Bachillerato, en San Zoilo, Carrión de los Condes (Palencia)... Se licencia en Lengua y Cultura Clásicas, en Salamanca; Filosofía Escolástica, en la Universidad Pontificia de Comillas (Santander); Filosofía y Letras, en la Universidad Complutense de Madrid, con el Dr. Aranguren; Teología en la Facultad Teológica de Granada; Máster de Psicología (para post-Graduados) en la Universidad Complutense de Madrid, con el Dr. J. L. Pinillos y el Dr. Mariano Llera; Licenciatura de Psicología Clínica en la Universidad Pontificia de Salamanca y en la Fordhan Univesity de los Jesuitas en Nueva York.

  Lleva publicados 28 libros de Psicología, sobre Terapia Holística, que él mismo aplicó durante 35 años en su Consulta de Salamanca y Gijón y que ahora ofrece, por escrito y gratuitamente, a sus pacientes.

            De Espiritualidad Juvenil y libros de Auto-ayuda, ha publicado 44… En total, 72 libros, a 5-III-2015.

 

 

En concreto:

 

            Control Somático (2 tomos); Control de la Mente; Control afectivo (2 tomos); Área de la Trascendencia (2 tomos); Cómo ver e interpretar la vida; Terapia visual y Recuperación de la vista; Amar desde el Silencio; Amar desde la quietud; Encuentros en el camino (2 tomos); Enfermedades y Trastornos, con sus Terapias (4 tomos); Desde el silencio con Dios; Diario de Jesús; La Saga de los “Breña-Chenando” (2 tomos); El niño, su realidad y desarrollo; Yo encontré la abundancia; Yo voy soñando caminos; Sonrío, cuando pienso en Ti; Sonrío, cuando me miras; Mayores con ganas de vivir; Mi Cristo-terapia; Programa de crecimiento personal; Lo mejor está aún por llegar; Piensa y desea lo mejor y lo mejor vendrá; Conócete de forma proyectiva (2 tomos): Como un libro abierto; amor de pareja: Eres mi mundo y mi vida; Al caer de la tarde, diálogo interior; Cuando amanece; Semillas del Reino; Celebrando la vida; Quiero aprender, admirando, Mi Diario Intensivo; Vivir desde el silencio y el cambio; Formar en valores; Terapia de apoyo; Vivencias, sólo Vivencias (7 tomos); Naturismo, nueva Terapia; Yo encontré la alegría; Desde el Campo Charro; Sonriendo, al nuevo día; Psico-yoga, nueva terapia; Escapadas, fin de Semana, (Tomo-I: Rutas cercanas); Escapadas, fin de semana, (Tomo-II: Por pueblos y ciudades); Terapia Individualizada; Carpe Diem: Aprovecha el tiempo; El amor enamorado, en primavera; Eucaristía, lugar de encuentro; Sacerdote para siempre, en el siglo XXI; Una carta, un tesoro; Fuerza del pensamiento positivo;  Gracias, Padre, porque oyes a  la gente sencilla; ¡Mira la Estrella! ¡Invoca a María!; ¿Qué mandáis hacer de mí?; Ver, admirar y contemplar; Últimas causas; Amar, siempre amar, un brindis al amor; Soy Yo y estoy aquí, para hablar contigo, que acaba de salir…

     Todos están disponibles en forma digital, pronto en Internet y ya en mi página Web: ansanbrena.jimdo.com, incluyendo la Tesis, fin de carrera: “Familia, Ambiente y Personalidad”, defendida en la vieja Universidad Complutense de Madrid, bajo la dirección del Dr. Antonio Millán Puelles. 

 

            Para terminar, el Autor suele decir a sus amigos, que “prefiere ser leído, gratis en Internet, a que no se le lea”.

           

                        INFORMACIÓN Y CONTACTO

 

            Para más información, escribe a las siguientes direcciones de Correo Electrónico: ansanbrena@hotmail.com  y ansanbrena35@hotmail.com

 

            Teléfonos: 664-562-510 y 923-38-20-69

 

           LA DIRECCIÓN DE MI PÁGINA WEB:

                                                    ansanbrena.jimdo.com, donde voy presentando los libros y otros trabajos…

 

            Mi nombre de ID en “Skype” es:                                                                                              chenando35

 

            Mi dirección de ID. Talk Google es:         

                                                    tonybrena@gmail.com

 

            Lo mismo Skype, WhatsApp, como Google Talk, me sirven, como Telefonía y Video-Conferencia, para comunicarme con vosotros, a nivel Internacional y gratis.

Sobre todo, el Skype y el WhatsApp, son los que más utilizo.

            Mando los libros, gratis, en forma digital con formato PDF…

            Si alguno los quiere en papel impreso, los mando a precio de coste: 13 €, más gastos de envío, (Rembolso: 7 €), en total 20 euros, en España…

             He escrito estos libros, porque me lo habéis pedido y mandado vosotros mis pacientes y amigos, no por dinero, porque las horas y años, que les he dedicado, no tienen precio.

           

La verdad, que todo está pensado por y para vosotros, mis amigos, que me conocisteis en mí Profesión, como Psicólogo Clínico y en mi vida sacerdotal, donde siempre os traté como “un padre, un confidente y un amigo”…

            Alguno de vosotros me lo recordó, agradecido, un día, como el mejor elogio o piropo, que oí en mi vida.

            Hago también mía la frase: Sólo poseo de verdad, lo que he dado en vida a Dios y a los demás.

            Es tiempo de caminar, porque el tiempo nos apremia. Para el más allá sólo nos llevaremos, lo que hayamos dado y entregado en vida. Sólo ésa será nuestra ganancia y herencia.

            Mi deseo final es:

            Que me leas si te es útil y si, en la lectura, te surge alguna vivencia, no la entierres en tu mundo interior…          Escríbela y compártela con tus hijos y amigos…

            Es la mejor herencia, que podemos dejarles…

            Si no has plantado un árbol, ni has tenido un hijo, al menos, escribe algún libro con lo más íntimo, que tienes y llevas contigo: Tus vivencias.

                             Corbacera-Salamanca -5-III-2015

 

 

 

A.   M.   D.   G.